Los pasados 29 y 30 de octubre el público barcelonés pudo recordar la adorada sala de conciertos más underground y querida de Barcelona.

En el distrito de Poblenou, cerca de la sala Razzmatazz, se ubicaba la sala Rocksound, por donde han pasado infinidad de bandas del panorama más clandestino.

Como si de un concierto se tratase, el festival In edit tuvo que colgar el cartel de “sold out” en los dos pases del documental “We Love Rocksound”.

Y es que la sala estuvo abierta durante 12 años y somos muchos los que en algún momento u otro hemos pasado por allí a pegarnos los brazos en la barra pegajosa o a chorrear sudor en sus conciertos. 

Por ello nos reunimos en los cines Aribau a rendirle nuestro particular tributo, porque, seguro que cada uno, desde su butaca, revivió momentos personales en el local.

El documental está muy bien hecho, participa mucha gente que han sido y son parte de la historia de Rocksound, y también honra a Javier Ezquerro quien hacía un tándem perfecto con la sala y era muy querido por su calidad personal y profesional.

Es maravilloso escuchar la relación amor/odio de los propietarios de la sala, las opiniones de las bandas locales  e internacionales y lo bonito que es oír en boca de todos el concepto familia al referirse a ella.  Despierta sonrisas pero también lágrimas. 

Estoy convencida de que a todos nos faltan cosas y esto es porque cada uno hemos vivido la sala a nuestra manera, en una época, en todas, hemos ido a conciertos, sesiones de Dj 's, markets hasta incluso algunos fuimos de boda.

Pero es imposible meterlo todo en una hora y 11 minutos.  En la que nos relatan desde los inicios (2008) hasta el fin de la sala en plena pandemia, por la especulación urbanística del Ayuntamiento de Barcelona en la zona llamada Distrito 22@ que consiste en transformar 200 hectáreas de suelo industrial del barrio de Pueblo Nuevo en un distrito productivo innovador con espacios modernos para la concentración estratégica de actividades intensivas en conocimiento.

Por suerte Antonio y cía continúan con su actividad, siguen trayendo bandas y organizando eventos. Mismo perro, distinto collar.  Como dicen ellos, la persiana ha bajado, el espíritu sigue vivo.

Nadie muere definitivamente mientras su recuerdo permanezca en la memoria de alguien, así que, larga vida a Rocksound!