the compulsions-ferocious

Tal vez os pase como a mi, y el nombre de Rob Carlyle no os diga absolutamente nada. Pero si os digo que este disco suda rock and roll, que colabora gente como Bumblefoot (Gun's and Roses) y Earli Slick (Little Caesar, New York Dolls) o Brian Delaney (New York Dolls, Blood Sweat and Tears) quizás arqueéis una ceja y os pique la curiosidad. The Compulsions son de New York, y su afán es crear, como Carlyle mismo dice, un híbrido perfecto entre el Sticky Fingers de los Rolling Stones y el Appettite for Destruction de Guns n'Roses. Desde luego, capturan la esencia de esos sonidos garageros y el espíritu pendenciero, pero es que además, se nota que disfrutan lo que hacen y les importa un huevo a quién le gusta y a quién no, porque tanto las composiciones como la interpretación destilan buen rollo. Guitarras rockeras salpicadas con ritmos country, pianos por aquí, secciones de viento por allá, y mucha esencia por todas partes...Una banda de club para un viernes o sábado noche, y dar inicio a un atardecer de desenfreno.

"Ferocious" es su tercer disco, y arranca de manera bluesera con "Born of a landfill", con algunos toques de slide y piano. Ideal para ir llenando las jarras de cerveza. La siguiente "Band of thieves" me tiene un poco descolocado, suena mucho más moderna que el resto de temas, y podría pasar por un tema sosegado de Rob Zombie, al incluir todos esos efectos electrónicos. De todas formas, "Addicted" te devolverá a tu sitio. Un tema pendenciero, sencillo y netamente rockero. Lo mismo ocurre con "Dead Flowers", una versión de los Stones, pero que suena sucia y desprende actitud por todas partes, insuflando high-energy a la interpretación. Sube el velocímetro con "Dirtbag blues", y que se resume en un bastante elocuente "Cocaína, mamada, Motorhead, rehabilitación". Un tema corto, rápido y frenético.

Después de la sucia embestida anterior, "Funk #666" rebaja las pulsaciones, con una base bastante funky, unos wah-wah's de Bumblefoot y mucha chulería. La divertida "Killer in the woodshed" es típica de bar americano de carretera, bluesera, pegadiza y deliciosa. Otra versión, esta vez de los Guns, en "Dust n'Bones". Una versión ralentizada a la que aportan su toque personal, quedando bastante desnuda e intimista. El piano nos da la bienvenida en "Ferocious", un gran tema con mucho boggie, y que me recuerda mucho a los enormes Diamond Dogs. Cierra el disco "Man with no name" de manera cruda y emotiva, con un country-rock bluesero en la que aparece la armónica para dotar al tema de más riqueza si cabe. Tema de escena de bar recóndito forrado de madera, donde la gente bebe sin parar en la barra mientras el humo de los Marlboros flota en el ambiente...

Gran sensación la que me deja este disco. Unos temas sencillos, con buenas melodías pero sin grandes alardes, bien ejecutados, y en el que su actitud y honestidad te llegan dentro. Una pena que bandas como esta no tengan más notoriedad o repercusión, porque son ellas las que llevan la bandera del rock and roll con orgullo y bien visible. A mi, ya me han conquistado...