Hay que joderse como pasa el tiempo. A veces no te das cuenta de lo que corren los años, y de repente bandas como Devildriver estan a punto de cumplir 20 años de carrera. Lo que empezó siendo una especie de proyecto, con ganas de resurgir de las cenizas, del ex-líder de Coal Chamber, que consiguió afianzarse como una de las bandas punteras del Groove Metal americano, coetáneo de bandas como Lamb of God o As I Lay Dying, está a punto de cumplir dos décadas de carrera, que se dice rápido. Aunque Fafara es el único que queda del inicio de aquella andadura, el vocalista no ha perdido de vista el objevtivo de mantener su visión en el candelero, y sigue en su empeño de ofrecer nuevas vertientes de su propuesta.

No vamos a encontrar en este disco una auténtica vuelta de tuerca a su sonido, pero si que suenan composiciones más maduras y oscuras, con unos tempos distintos, y no tan enfocados a verter rabia sin control. Si bien es cierto que el demoninador común van a ser los riffs de guitarra desenfrenados y la sección rítmica contundente, encontraremos pequeñas sutilezas que marcan la diferencia. Ya lo pudimos percibir en el primer adelanto "Keep away from me", sólida pero algo más siniestra de lo acostumbrado. "Vengeance is clear" acabará con tus cervicales, al igual que la rabiosa e hiriente "Nest of vipers". La siguiente "Iona" no deja de tener un aire amenazador, aunque quizá les haya quedado un poco más plana. "Wishing" me recuerda enormente a As I Lay Dying, incluida esa repercusión de voces limpias y melodía a raudales.

"You give a reason to drink" (como si nos hiciera falta alguna razón...) les lleva a un terreno desconocido, un tema lento y pesado, con tintes más modernos. "Witches" parece una composición de versión más moderna de Machine Head, con fraseos en la voz que parece casi rapeos (hasta la voz me recuerda por momentos a Robb Flynn). El tema título sin embargo, parece una de sus obras cumbre, aunando madurez con contudencia en lo que parece ser una batalla contra el yo interno para conseguir lo mejor de sí mismos. Poco antes de terminar encontramos "The damned don't cry" donde brilla especialmente el trabajo tras los parches, en lo que también podría ser un tema de As I Lay Dying, y para terminar "Scars me forever", un tema diferente, que no me dice nada realmente y no me parece un buen tema para cerrar un álbum de forma que te deje con ganas de más.

Tal vez no sea el mejor de sus trabajos, pero si deja patente la intención de Dez Fafara de dar el callo y mantenerse vivo después de tantos años de carrera en la industria, y lejos de caer en la autocomplacencia, trata de mostrar nuevas caras de su faceta creativa. De energía van sobrados, así que veremos si la segunda parte por llegar, les queda más redonda.