Crashdïet + Shiraz Lane + King Zebra, 27/05/2022 Sala Bóveda Barcelona

Hacía unos días que estábamos temiendo por este show, porque las habladurías urbanas no auguraban una buena venta de tickets, y la sombra de la cancelación planeaba sobre esta fecha en concreto. Imagino que la avalancha de conciertos tras la apertura de fronteras y el "final" de la pandemia, debe tener a la gente contra las cuerdas debatiéndose entre unas citas y otras (amén del aumento significativo del precio de los tickets, por no hablar ya de los precios de los merchandisings...¿se ha vuelto loco todo el mundo?). En un principio me costaba creer que un cartel sumamente atractivo como el de esta noche tuviera que sufrir para congregar a la gente suficiente como para salir adelante.

Afortundamente, mi cara cambió cuando llegué a la puerta de la sala, y ya ví una pequeña cola para entrar, incluso antes de la apertura de puertas. No nos engañemos, fué un espejismo temporal, porque al entrar, y apreciar el bulto que hacíamos dentro un sudor frio recorrió mi espina dorsal. Y más aún al ver la entrega y decisión que mostraron los primeros en subirse al escenario. Tal vez ande equivocado, pero no recuerdo visita anterior de los suizos King Zebra, que nos ofrecieron un show enérgico, con mucho carisma y actitud. Agradeciendo su profesionalidad, no les importó que apenas hubiera unas 30 personas en la sala, y nos dieron hard rock desde el primer momento. Tras la intro de rigor, "Be the hunter" nos puso a bailar y a corear con ellos puño en alto. Me sabe mal por los que llegaron tarde, y por los que no quisieron llegar antes, pero se perdieron una gran descarga. Uno tras otro, temas como "Hot Cop Lady", "She don't like my r n'r", "Under destruction" o "We're the survivors" nos hicieron disfrutar a base de bien. El vocalista Eric St. Michaels es un líder nato, un rockero de los de toda la vida, y está perfectamente escudado por Roman y Jerry a las guitarras, que hicieron las delícias de los fotógrafos allí presentes. Por no hablar del empuje de Manu al bajo, todo garra y actitud y el menos vistoso pero eficiente Ben a las baquetas. Al finalizar el show con "Firewalker" y "Desperate" todo el mundo contento y sonrisas en la cara de todos los asistentes. En una de las pausas entre bandas, pudimos charlar brevemente con ellos, y se les veía eternamente agradecidos y muy amables. Todo un descubrimiento.

Después del pertinente cambio en el escenario, afortunadamente no muy largo, los finlandeses Shiraz Lane eran los siguientes en tomar las riendas del acontecimiento. Algo me ha pasado con esta banda, porque los últimos adelantos de su próximo disco, y el giro que estan aplicando a su música, no acaba de engancharme. Y al parecer no es sólo cosa mía, porque al finalizar su actuación, era una de las conversaciones comunes entre los varios grupos de colegas que comentaban el show. Pero vamos por partes. Tras tomar posiciones uno por uno, la primera en caer fué "Wake up", una de las habituales en su repertorio y que no puede faltar para empezar el concieto de manera enérgica y ganarse al respetable de buenas a primeras, seguida de "Tidal Wave". Pero lo que me pasa con esta banda empezó a hacerse patente al caer la primera de las más recientes composiciones, "Disconnect from the matrix". Alejándose del hard rock que imprimieron en sus primeros trabajos, ahora se descuelgan con temas más progresivos, con melodías orientales arabescas, que me desconectan a mi también de su propuesta. A veces jugando a ser Led Zeppelin, otras a ser Mr. Big...en lo que acaba siendo un machambrado sin mucho sentido para mi. Con la también nueva "Scream" volvieron a recuperarme ligeramente, aunque me temo que nuestro divorcio será cosa de tiempo. "Do you", "You will remain", "Broken into pieces" y "To the moon and back" completaron el set-list, y prometieron volver en Septiembre a visitarnos. Veremos que decido para entonces, aunque mucho me temo que acabaré por no asistir...

Hacía bastante que no tenía la oportunidad de ver a los suecos Crashdïet, banda con una discografía más que solvente y que me enganchó desde su primer lanzamiento. Les tenía muchas ganas, y me picaba la curiosidad ver a su nuevo vocalista, Gabriel Keyes, tras un estreno medianero como me pareció "Rust", pero que ganó enteros tras una remontada a lo "Automaton", el disco que venían a presentar.

La presencia escénica del grupo está más que ganada sólo con London y Sweet, que son dos perros de presa, activos, macarras, con mucho punk encima y en lo musical plenamente solventes y sobrados. Son los dos pilares sobre los que se asienta la banda, sin desmerecer a Eric Young y sus parches. Los suecos arrancaron con "Together whatever" de su última obra, y aunque había alguna cosa en el sonido que los hacía sonar extremadamente sucios, una sala aparantemente más llena que al principio, y que acabaría rozando o superando por poco la mitad del aforo, se entregó en cuerpo y alma a los cabezas de cartel. La gente vino a pasarlo bien y decididamente, se lo pasó bien. "Down with the dust" nos puso a todos a cantar y a levantar los puños al aire con su estribillo, y "Reptile" hizo lo propio. Los primeros exámenes para Keyes llegaron con "Cocaine Cowboys", del "The savage playground", y que queréis que os diga. Gabriel Keyes no es Simon Cruz, ni Olli Herman, ni mucho menos Dave Leppard...Al chico le falta actitud, le falta carisma, le falta voz y le falta carretera. No sé cuál será el devenir de la banda con este vocalista. Si aguantaran sacando más discos y acabaran reemplazando el material antiguo, o si se curtirá con el rodaje, o si finalmente no pasará la prueba del directo y acabará siendo sustituido. La verdad es que no le hace mucha justícia a los temas antiguos, moviéndose en un rango vocal muy acomodado, no así en sus temas, que sí los defiende de una forma más convincente.

Dejando esto de lado, no podíamos hacer otra cosa que gozar del resto de lo que nos ofrecían, más cuando llegaba una traca de infarto con "In the raw", "Tikket", "Riot in everyone", "It's a miracle"...Volvieron a recuperar temas de su nueva etapa como "No man's land", tras una versión de Nirvana, y de ahí al éxtasis con otra retahíla de trallazos como "Chemical", "Beatiful pain", "Breakin' the chainz", "Queen obscene" (en la que el vocalista se vino arriba, cantando entre el público y agasajando a todas las chicas que iba encontrando entre nosotros) para cerrar con "Generation Wild", todo un himno que acabó con las tres bandas del cartel sobre el escenario cantando a pleno pulmón este tema al que siempre le he puesto parentesco con "Youth gone wild" de Skid Row (no por plagio, si no por los sentimientos que me despierta).

Una velada de claros y oscuros, con sus cosas buenas y sus cosas menos buenas, pero en la que la balanza se decanta inexorablemente hacia el claro. Disfrutamos, lo pasamos bien, y dejando de lado carencias, comparaciones y lo que sea, nos fuimos a casa contentos y con una sonrisa, que al fin y al cabo, es de lo que se trata.