¿Puede haber alguna cosa más pesada que un porrazo de una maza grande como un oso? Pues seguramente la música de Bear Mace. La banda de Chicago acaba de publicar su segundo álbum "Charred field of slaughter", y su agresión de Death Metal sólo dejará un reguero de muertos a su paso, ya sea a mazazos o a riffs. Con una portada que ya evoca a grandes del género como Bolt Thrower. La banda ya publicó en 2017 su primer "Butchering the colossus", cambiando en esta ocasión de bajista y guitarrista.

Aquí no hay relleno. Si bien todas las pistas tienen un aire similar, todas tienen su propia personalidad, con sus influencias y sus cosas cogidas de aquí y de allá, pero aplastante al fin y al cabo. Ya el inicio con "Hibernation - Destroyed by bears" es un gancho al mentón después de un inicio muy pesado, y un arranque desgarrador con una voz corrosiva y cavernosa. Con "Rogue weapon" encontramos un tema al más puro estilo Bolt Thrower, de pasajes rápidos y fangosos. "Xenomorphic contest" suena a Obituary, con muchos cambios de ritmo, pero densa y pesada. La siguiente "Let crack the wip" te arrancará la piel a latigazos, con esos solos a los Chuck Schuldiner.

El tema título te paseará por esos campos chamuscados tras la batalla, con una voz pútrida y una incesante base rítmica. "Plague storm" arrasa con todo, con su ritmo vertiginoso y su intensidad capaz de destriparte. "From the sky rains hell" explota tras una intro a lo Slayer, e incluye momentos melódicos, pero siempre con el bajo marcando el ritmo y llevando un gran protagonismo. Para cerrar, "Brain rot" tiene momentos pantanosos que vuelven a evocar a Obituary.

En definitiva, un buen álbum de Death Metal escuela Florida, que rememora a los grandes de la escena. Buenos riffs, sección rítmica aplastante y buenos temas. No inventan nada, pero lo aquí presentado está bien hecho y tiene calidad. No desbancarán a nadie de su trono, pero pueden recoger algún testigo, modernizando y actualizando lo que ya funcionó en su época para traer de nuevo el género al candelero.