Por fin, tras muchos meses (pero que muchos) de espera, llegaba el momento de volver a asistir a un festival como antaño estábamos acostumbrados. El volver a sudar bajo un sol abrasador, pasarse mil hora de pie, aguantar a un montón de tipejos borrachos como cubas y gastarse pasta (mucha pasta), se antojaba un plan de ensueño tras el infierno vivido por todo el mundo durante estos dos últimos años.

No todo ha sido un camino de rosas. Anulaciones, precios desorbitados, cambios en las respectivas vidas de cada uno...todo eran factores que influían en la decisión de asistir o no, a un festival que se alza como uno de los grandes referentes en Europa (y en el mundo), codeándose con otros de la talla de Wacken Open Air, Hellfest, Resurrection Fest, y otros con quizás menos nombre pero igual de bien organizados. Finalmente, la apuesta por asistir valió más que la pena, por la experiencia y por las sorpresas que hemos vivido en forma de actuaciones de bandas que quizás no nos esperábamos. En algún momento nos flaqueó la confianza y estuvimos muy cerca de deshacernos de nuestras entradas, pero afortunadamente, no lo hicimos.

Tras el viaje de rigor, sin contratiempos, llegamos el dia anterior al inicio del festival a nuestro alojamiento, para afrontar el primer dia de conciertos descansados (relativamente...). El primer día se antojaba lleno de emociones y nervios por volver a rodearse de metaleros, hombro con hombro y sin mascarillas, en toda una afrenta a la nostalgia y la ansiada vuelta a la normalidad. Cabe decir que en la primera jornada reinó un poco el descontrol organizativo, por la falta de señalizaciones y el desconocimiento total de la zona de las decenas de voluntarios que trataban de orientar sin éxito a los asistentes al festival. No sé como ven los habitantes de la tranquila localidad de Dessel las jornadas del festival, pero el caos circulatorio y las colas eran de órdago. Nos costó lo nuestro llegar al aparcamiento, y eso propició que nos perdiéramos las primeras actuaciones (que la verdad, tampoco eran muy relevantes para nosotros) pese a haber salido con tiempo de sobra para llegar a la apertura de puertas. Tras dejar nuestro vehículo y encontrar el acceso al recinto, accedimos a él tras una pulseración hipersónica, y un registro bastante rápido también (con cacheo y detector de metales incluido, aunque algunos se las ingeniaban para colar botellas, comida y muchas otras cosas).

Un primer paseo por la zona nos permitió ubicar la zona de cambio de tokens, comida, merchandising, bebida, baños y demás musts, así como la distribución de los hasta 6 escenarios. La organización es impecable, y tienes de todo repetido 5 veces, para que todo este al alcance de unos cuantos pasos, estés donde estés. Lo peor de todo, sin lugar a dudas, fué la gestión de la zona de merchandising. Poca gente vendiendo, y la dificultad por determinar el artículo que querías, hacían que comprar cualquier camiseta o producto de una banda comportara más de una hora de espera (si no desistías antes). Remarcar por otro lado el desorbitado precio de la mayoría de productos. Partiendo de un mínimo de 25€ por una camiseta de las bandas más humildes del cartel, la cosa podía subir hasta los 40€ en caso de cabezas y no tan cabezas de cartel, hasta los 120€ de un chaleco de Iron Maiden con algunos parches, pasando por los 80€ de algunas sudaderas. O el resto de Europa cobra unos sueldos acordes, o en España nuestros sueldos nos hacen considerar esas ofertas como prohibitivas, por lo que nos volvimos sin nada en nuestra maleta de adquisiciones.

Tras perdernos la actuación de Misthyrming por lo que nos costó llegar, nuestro festival empezó con While She Sleeps, que estrenaban uno de los escenarios gemelos principales. Los británicos dieron una gran actuación a base de garra y entrega, ofreciendo a los ya muchos fans pese a lo tempranero una buena dosis de metalcore. Era más que evidente que todo el mundo tenía ganas de guitarreo, y fueron múltiples los artistas que hicieron mención a los dos años de parón.

Tras ellos, nos acercamos por primera vez al Marquee (la carpa grande no, gigantesca) para ver como Vltimas teñían de oscuridad el radiante sol que lucía en el exterior. La temperatura en la primera jornada fué bastante soportable, pero el sol era de justícia. Los de David Vincent hicieron un repaso a su primer trabajo, y concedieron alguna licencia a algunos temas de su trayectoria. La humedad que se genera dentro de las carpas, eso sí, hacen que sudes como un gorrino, así que finalizada su actuación empezamos a darle a la cerveza por necesidad.

Volvimos a los escenarios gemelos para ver como Noora Louhimo y sus Battle Beast ponían a los miles de personas presentes a bailar a base de su metal poperizado con esas melodías que sólo ellos ( y Beast in Black...) saben crear.

 

Tras Battle Beast, empezaban los solapes, puesto que tocaba escoger entre Flotsam and Jetsam y Beartooth, y en una decisión que más de uno pondrá en tela de juicio, nos quedamos a ver a estos últimos. Beartooth no es una banda que se prodigue mucho por nuestro país y eso decantó la balanza. No sé si acertamos o no, pero nos ofrecieron un concierto cargado de rabia, con unos estribillos mega poppies, que hacían las delícias del público. Además, el show estuvo muy cuidado, y los cañones de humo y fogonazos fueron una constante, lo que dió al show una vistosidad fuera de lo común. Tal vez puedan ser unos Backstreet Boys metaleros, pero cumplieron con creces y quedamos más que satisfechos, sin resquemor por la decisión tomada.

Tras los americanos, nos quedamos a ver a Tremonti, que actuaba en el escenario de al lado. Los cambios de backline eran muy rápidos y la puntualidad en las actuaciones era inglesa, no se retrasaba nada ni un minuto. Ya habíamos visto al guitarrista en anteriores ocasiones con Alter Bridge, pero para un servidor, su banda en solitario le pasa la mano por la cara a la banda con Myles Kennedy, por lo menos en lo que respecta al dinamismo del show. Tremonti da mucha más caña, y es mucho más divertido verle repasar su trabajo en solitario. No quiero enemistarme con nadie, pero en directo, Alter Bridge siempre me han parecido bastante aburridos, cosa que no puedo decir de Tremonti.

Nos perdimos a In Extremo para coger aire, y afrontar la descarga de Mastodon con algo de energía. Yo no soy muy fan, pero mis acompañantes beben los vientos por ellos, así que me quedé a ver. La banda es espectacular, y su profesionalidad está fuera de toda duda. Son grandes músicos, todo lo que tocan lo clavan, y es admirable como se distribuyen las tareas vocales, y como plasman estupendamente tanto las partes más violentas, como las agresivas. Dieron un buen show y dejaron a todo el mundo extasiado, así que nada que objetar. Yo probablemente no asista a verlos a una sala en mi ciudad, pero me sirvió para ver como se las gastan nuevamente.

Tras Mastodon, era la hora de las hordas de Powerwolf. Los alemanes llevan un show muy estudiado, y te pueden gustar más o menos (a mi todas sus composiciones me parecen bastante similares, al igual que me pasa con Sabaton) pero te divierten y lo pasas bien en sus conciertos. Si además, apuestan por efectos visuales convincentes, no hacen más que llenarte el ego y ganarte por los ojos si no lo consiguen por los oídos. No faltó ninguno de sus hits y quedó más que patente que su alta posición en el cartel era más que merecida, viendo la marea humana que se congregó frente su escenario.

Todavía quedaban los platos fuertes, y el cansancio empezaba a hacer mella, sin embargo, no se le puede hacer un feo a la Doncella, y ahí estábamos nosotros, en una posición la mar de cómoda y cercana, para disfrutar de la enésima descarga de los británicos Iron Maiden. Cada vez van añadiendo nuevos matices a sus directos, aunque por alguna razón se resisten a incorporar los medios digitales a su show. Aprovechar las pantallas de las que disponía el festival para algo más que retransmitir el concierto, abriría un abanico infinito a sus presentaciones, pero siguen apostando por los telones físicos, no sé porque...

Conociendo el set-list de antemano, el inicio se hizo algo tedioso. No vamos a poner en tela de juicio la profesionalidad de la banda, y sabemos que siempre apuestan por sus nuevas composiciones, aunque no siempre nos parezca la decisión más acertada. Sin embargo, tienen nuestro respeto infinito para el resto de los tiempos. Su entrega, comparada con la de algunas bandas de su generación que se niegan a aceptar el paso del tiempo y su estado de forma, es envidiable. Cumplen con creces y da igual lo que toquen, porque siempre lo disfrutas. Tras el "Doctor, doctor" de rigor, "Senjutsu", "Stratego" y "Writing's on the wall" dieron comienzo al show. Igual solo cambiar el orden de las dos primeras, la sensación inicial seria diferente, pero esto es lo que tenemos. Además, tras "Revelations", "Blood brothers" y "Sign of the cross" no acaban de ayudar a que el show despegue, ya que son temas largos y lentos, que profundizan en es faceta más teatral que vienen ofreciendo en últimas giras. Tras esto, la cosa ya se disparó a eyaculación con toda la ristra de clásicos que nos traían. "Flight of Icarus" con el lanzallamas y la figura de Ícaro, "Fear of the Dark", "Hallowed be thy name" (imbatible), "The number of the beast", "Iron Maiden"...pocas bandas pueden hacer frente a semejante repetorio. Para la recta final, "The trooper", una algo descolocada "The clansman", "Run to the hills" y "Aces High", con avión incluido acabaron de llevarnos al cielo maidenesco nuevamente. Respeto y pleitesía para estos señores.

Ya con todo el reventón en el cuerpo, quedaba la descarga de Volbeat. Nos jodió enormemente la coincidencia con Mercyful Fate, pero como contábamos con verlos en el Rock Fest Barcelona, nos quedamos a ver a los daneses-americanos (aunque vistas las últimas notícias, puede ser una jugada arriesgada). Cayeron todos sus pepinazos uno tras otro, y aunque Michael Poulsen parecía algo cascado de voz, no nos importó en absoluto. Esperábamos un poco más de show, al ser la banda que cerraba la jornada, pero tan sólo contaban con la escenografía de pantallas y unas luces muy cuidadas. Eso si, exprimieron las pantallas a más no poder. "The devil's bleeding crown", "Pelvis on fire", "Temple of Ekur"...un repaso a su trabajo más reciente, al que no faltaron a la cita otros temas más emblemáticos como "Sad Man's Tongue", "Lola Montez", "Seal the deal", "For Evigt" y otros tantos.

Con esto poníamos fin a una primera jornada de nervios que nos retrotraía a hace escasos años, y aunque nos dejaba hechos trizas, nos íbamos a "descansar" con una sonrisa de oreja  a oreja y plena satisfacción.