Nightstryke, Storm of Steel, una portada con un guerrero y una espada...Tal vez no haga faltar profundizar mucho en lo que vamos a encontrar en este segundo disco de los finlandeses, formados en 2015 de la mano del guitarrista Rami Hermunen. Ya se dieron a conocer en 2017 con "Power shall prevail", y mostraron al mundo sus ganas de volver a la raíces de la NWOBHM de guitarras poderosas, dobles armonías y un cantante en la vertiente clásica del Heavy Metal. Una sección rítmica sobria, sirve de colchón para que las guitarras luzcan con múltiples solos y tempos a veces cercanos al hard rock, aunque puramente orientados hacia llevarnos a la gloria tras la batalla.

Aquí vamos a encontrar ritmos trepidantes y veloces, cercanos al speed, en temas como "Deathstalker" o el tema que bautiza al álbum y lo cierra "Storm of steel", con grandes cabalgadas. Los toques más hard rockeros se citan en "Dogfight" o "Read the Omens", de riffs vacilones al inicio, aunque el grueso es netamente clásico y contienen elementos de Iron Maiden o los germanos Accept. Nos entregan un himno de los grandes en "Chains of faith", con todos los elementos necesarios para lograr una composición épica y gloriosa, con esas guitarras que van y vienen, una batería sólida y un cantante que le da un extra de motivación, para afrontar el embiste del final (un desarrollo que me recuerda a las composiciones más logradas de Iced Earth de la era Barlow). Un claro ejemplo de su adoración por la NWOBHM lo tenemos en "Knee deep in the dead", con un inicio que es puro Judas Priest. "Innominatus" es un corto pero bonito interludio acústico que da paso a "Stranger's blade", que muestra la cara más tradicional de los fineses y que me recuerda enormente al sonido de Hammerfall.

Un disco entretenido, que también apetece escuchar en un mundo que cada vez parece más alejado de la vertiente clásica, en el que cada vez cuesta más encontrar lanzamientos destacados. Buenos riffs, grandes solos, y un cantante que sin ser excepcional, aporta su carisma y personalidad. Si de algo peca el álbum es de corto, pues ronda los 34 minutos, aunque también es cierto que no le sobra nada. Y ya a título personal, no sé si soy yo, pero encuentro que al sonido le falta algo...llámalo potencia, fuerza o energía, pero me cojea por algún sitio...Un viaje nostálgico pero que tampoco emparentaría exactamente con el sonido de las bandas pertenecientes a la nueva ola, tipo Ambush o Enforcer.