Por fin, tras un largo tiempo de espera, tenemos nuevo disco de Iron Maiden. Con lanzamientos (en estudio) cada vez más espaciados en el tiempo, siempre es motivo de celebración tener un disco nuevo de la doncella, ya que no estamos seguro de cuál será el último. Hay que recordar que gran parte de ellos están ya bien cerca de cobrar una pensión y retirarse a hacer lo que más les plazca, así que por un lado no podemos más que estar felices de tenerlos en activo y disfrutar cada año más que podamos de contar con ellos. Pero esta ocasión, también se presta a plantearnos otras cosas. Nadie espera a estas alturas un Somewhere in Time, un Seventh Son o un Number of the Beast. En esto, creo que estamos todos de acuerdo. Pero, como con otras bandas punteras, cada lanzamiento es motivo de conflicto. Seguramente no me vaya a ganar muchos simpatizantes, pero espero plasmar mi opinión personal sinceramente.

Empezar el disco con un tema como "Senjutsu" puede considerarse atrevido, digno de alguien a quién sólo le interesa plasmar su arte en la manera que le parezca, o una declaración de intenciones sobre todo lo que viene después. A mi personalmente, me ha costado bastante digerirla, y podría darse el caso de que me hubiera predispuesto para el resto de la escucha, pero tras varias audiciones me reafirmo en que no se trata de este último caso. La pista de apertura es espesa, monótona, y con pocos ganchos que capten al oyente, aunque va ganando ligeramente con las escuchas. Sus largos desarrollos y sus lentos tempos no ayudan a encarar el resto del disco con una sonrisa de interés por el resto. No hablo de elegancia e interpretación, porque Iron Maiden siempre nos obsequian con ejecuciones brillantes y excelsas, pero la homogeneidad de la pista sólo se ve sorprendida en momentos puntuales por algunos solos de buen gusto. La segunda "Stratego" ya es bien conocida, porque nos hemos hartado todos de escucharla como anticipo hasta que llegara el dia 3. Un tipo de pista que son los que más disfruto, el nuevo "The wicker man", con sus galopadas y un tempo más alegre. Bien, sin ser supremo. Para seguir, la pista que empezó con todo el hype tras anunciarse el "Belshazzar's Feast" con el que empezó todo. No me entusiasmó en su día, y sigue sin hacerlo ahora, aunque la tolero más y en directo puede ser más que disfrutable. "Lost in a lost world" empieza de manera acústica, con Dickinson cantando de manera suave. Tras algunos minutos, la banda entra con fuerza, con un sonido emparentado al que pudimos disfrutar en "Brave New World", aquel brillante disco que supuso la vuelta de toda la formación que hoy presenta este "Senjutsu". Un tema también a medio tiempo, pero que muestra algo más de garra, que es lo más echo de menos como característica común en el resto de pistas. En la segunda parte encontramos alguna parte proggie de las que tanto le gustan a Harris, y de las que en lo personal, más abusa desde hace ya varios lanzamientos. "Days of future past" no muestra la otra faceta de Maiden. Me pregunto hasta que punto seguiría prestándole la debida atención a Maiden si no hubiera vuelto Adrian Smith, que nos regala aquí un temazo guitarrero, agresivo, en el que Dickinson le da la réplica con maestría. El solo marca de la casa acaba por sumar algunos puntos más al que acabará siendo uno de mis temas favoritos del disco, sin lugar a dudas.

Por alguna razón, mi subconsciente me traslada a la época del "Fear of the dark" al escuchar "The time machine" (curioso que la pista cumpla su función, con un título más que premonitorio). Sobretodo por el cambio de la segunda parte, que me retrotrae a temas como "Afraid to shoot strangers" (sin llegar a la velocidad de esta).  Para finalizarla, más cambios de ritmo que acaban de darle un aire más épico. El mar y las gaviotas dan paso a los primeros acordes de "Darkest hour", una pista que navega entre los tempos lentos y las subidas de intensidad de los estribillos, en otro ejercicio de la dupla Dickinson-Smith, que es la que mas alegrías me da. El melancólico solo acaba de dar color a este tema sombrío. Tras una larga intro marca Harris empezamos a oír la voz de Bruce en "Death of the celts", un tema emparentado con las melodías de "The Clansman" de aquél ya lejano "Virtual XI" que contaba con Bayley a las voces. Desarrollos progresivos y detalles instrumentales, acaban por alargar la duración del tema hasta más allá de los 10 minutos. Hay momentos de aquellos en los que ves a Dickinson correteando de lado a lado del escenario para hacer los juegos de voces con el público, pero no sé si un tema como este era necesario. Aunque eso si, vale la pena por disfrutar de los solos que nos ofrecen los guitarristas de la doncella, siempre de calidad notable. Otro tema que se toma su tiempo para presentar su propuesta es "The parchment", de nuevo compuesto por el bajista, y que tras un suave inicio, arranca con toda la banda más fiera y oscura. Nuevamente la sección instrumental es de campeonato, eso es irrefutable, porque no cualquier banda te presenta una pista tan compleja. El solo y la embestida del final destaca como algo de lo mejor del disco. Y para cerrar, otra "magnum opus" de más de 11 minutos, de Harris si. Con un inicio parecido al de las anteriores, ahonda en esa sensación de monotonía que transmiten algunas pistas, y que le restan inmediatez a muchos temas, que quizás con 3 minutos menos, cambiarían radicalmente de propuesta. La pista gana pasados más de dos minutos con Nicko haciendo una de sus aportaciones más contundentes. Dickinson eso si, no aparece hasta casi los 4 minutos, minutaje en el que ya estamos cabalgando al ritmo del bajo de Steve. En el ecuador encontramos un interludio sosegado, de aquellos que le gustan al compositor de la pista para dar intriga a la parte final, que empieza a desatarse con unos fraseos de los que le escuchamos a Blaze en alguna pista. Otros dos minutos de cierre instrumental concluyen el tema.

Sentimientos encontrados, porque como os decía antes, cada nuevo año de Iron Maiden es un regalo, pero algo en el conjunto del álbum no acaba de dejarme disfrutarlo por completo. Sin duda alguna, la mano de Harris es la que menos disfruto. Sus composiciones se me hacen tediosas y cuesta arriba, sobretodo por esa manía suya de dotar a los temas de unas intros y outros larguísimas y monotonísimas, que disminuyen la sorpresa del primer momento. Por otro lado, disfruto de sus interpretaciones, todos sabemos de su calidad y cualquier oportunidad que nos depare volver a verlos en directo bienvenida sea. Pero siendo honesto, no creo que "Senjutsu" vaya a ser uno de esos discos a los que vuelva de vez en cuando.