Haciendo gala de un proverbio como "nunca es tarde si la dicha es buena", los norteamericanos Hittman vuelven con su tercer trabajo...28 años después!! Formados en Nueva York en 1984, la banda de Metal americano se valió del interés generado tras su actuación en el festival Keep it True para plantearse la grabación de un nuevo disco. Bebiendo de las fuentes clásicas como puedan ser Iron Maiden o Crimson Glory, y añadiendo pinceladas de la versión americanizada a lo Queensryche, podéis haceros una idea de como suenan estos americanos. Cabe señalar su sonido sigue sonando a clásico, lo más novedoso que podréis escuchar será la intro de tintes futuristas que da inicio al tema título "Destroy all humans", así que no se me ocurre mejor manera para teletransportarse a la década de los ochenta.

La siguiente "Breath" ya se hizo pública hace algún tiempo, pero hay que destacar su tinte sombrío y melódico de puro metal americano. "The ledge" es el tema que estrenaron en el festival alemán, y que les mostró que la gente quería temas nuevos suyos. En una onda más progresiva, y más deudora de su segundo disco que de su disco debut, es una auténtica delicia a la altura de las delicatessen que nos dejaron la banda de Geoff Tate en esa época. Unos buenos riffs nos reciben en "Code of honour, una vieja canción compuesta hace muuuuchos años y recuperada para la ocasión, en la que su cantante Dirk Kennedy te enreda con su dulce y sólida voz. Menos progresiva y más metálica es "Total amnesia", con gran trabajo a las guitarras metiendo notas por encima de los riffs para darle nuevas vibraciones y hasta un pasaje de twin-guitar.

Con "1000 souls" nos traen un tema pegadizo y melódico, que da paso a "Out in the cold", otra composición repescada de sus años mozos, y que recuerda bastante a Fifth Angel, pero que es todo un himno de metal americano con esos grandes coros. Cierra el disco "Love, the assassin" con una intro policíaca y un desarrollo intrigante al más puro estilo "Operation:Mindcrime". Un tema que va creciendo en intensidad, con buenos coros y sólo apoteósico para captar focos con posturas de guitar-hero, para cerrar con un piano mientras siguen sonando las sirenas de fondo...

Destacable vuelta a la acción de los neoyorkinos, que aunque muestren un sonido cercano a la mejor época de Queensryche, a quién le importa si las composiciones son de calidad y bien elaboradas. Un esfuerzo sólido e íntegro, pues al fin y al cabo, no dejan de ser coetáneos de aquellos sonidos. Tal vez su vuelta inspire a nuevas bandas a adentrarse en un género tan prolífico hoy en dia como es el power americano.