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Cuesta creer que una banda como Hardline no haya acabado de conseguir el reconocimiento que merece. Respetados y admirados por los seguidores del género, no han logrado trascender esa frontera, y se han quedado como producto de degustación para paladares sibaritas que si saben apreciar su buen hacer. Afortunadamente para nosotros, Johnny Gioeli no ha cejado en su empeño de seguir ofreciendo lo que le gusta (más allá de sus discos con Axel Rudi Pell) y mantiene a Hardline en activo, tras el parón provocado por el hiatus de los 90. Lejos queda aquella formación que grabó "Double eclipse" con Neal Schon y Deen Castronovo de Journey, y el hermano de Johnny que también abandonó el barco, pero intactas las ganas de ofrecer rock de guitarras. La incorporación del omnipresente Alessandro del Vecchio ha acabado de europeizar su sonido, lejos de las raíces americanas de sus principios, pero la calidad y el gusto siguen ahí.

Un trallazo como "Fuel to the fire" abre el disco, un tema que seguro te dejará atento para el resto que está por venir, porque es puro fuego. Emotividad y melodía llegan de la mano de "Surrender", un medio tiempo poderoso en la que Gioeli muestra su poderío vocal (que ya conocíamos, porque sabemos de que es capaz). "If I could I would" empieza como uno de los buenos temas de Bon Jovi (de hecho hasta el vocalista me recuerda a su voz por momentos, al menos cuando el bueno de Jon cantaba...). Todo un temazo repleto de clase y elegancia. La siguiente "Like that" combina elementos eléctricos y acústicos, indagando en el sonido de sus inicios, con un estribillo muy clásico. "Heavenly" sigue la estela de "If I could I would", entregándonos de nuevo un tema a medio tiempo, lento y emotivo, con un punto dramático por la interpretación de su líder, que le pone mucho corazón. Se ponen en plan apisonadora con "Waiting for your fall", con guitarrazos hard rockeros y baterías más agresivas, junto a ese ligero rasgado de las cuerdas vocales de Gioeli.

"The curse" desprende un aire a Whitesnake, con esas guitarras vacilonas y ese aire descarado y seductor en las voces. "Heartless" empieza con buenas formas, con guitarras electrizantes y cautivadoras, e incluye un muy buen solo de Mario Percudani, desapercibido en cuanto a nombre pero aportando mucho. La balada no podía faltar, y no es otra que "Searching for grace", en la que acompañado por unas acústicas y una ligera batería, Gioeli ofrece una sentida interpretación, al que acompañan los coros de sus compañeros. ¿Y que puede ser más definitorio para un tema que tener un título como "80's moment"? Efectivamente, este corte rockero rememora la época en que las guitarras dominaban el planeta. Y nueva balada para terminar. "We belong" pone el punto íntimo al cierre del disco, de manera sobria y elegante.

Poco queda de aquellos Hardline que deslumbraron con su disco debut, ya que con cada disco se alejan más de aquel sonido, sin que ello signifique que sus lanzamientos sean mediocres ni mucho menos. Quedando tan sólo un integrante original, es complicado emular aquel disco, y lo que aquí encontramos es la mutación de la banda y la madurez de su líder indiscutible (aunque seguro que Del Vecchio tiene más que decir de lo que pensamos). Un buen disco que disfrutar, y otra muestra más de la grandeza de Gioeli, que merece nuestro reconocimiento.