Ha costado, pero por fin lo hemos conseguido. Otro de esos muchos conciertos de los que deberíamos hacer estado disfrutando hace bastantes meses, y que tuvo que ser pospuesto, ya sabemos todos porqué...Por el camino, cambios. H.E.A.T. acababan de lanzar "II", disco que grabaron con Erik Grönwall poco antes de que este anunciara su enfermedad, para que poco después cediera el testigo del micrófono al vocalista original Kenny Leckremo, que volvía tras varios años apartado de la escena para dedicarse a otras ambiciones profesionales (y pasarse bastante horas en el gimnasio también).

Personalmente para mí, un cambio agridulce. Siempre he sentido simpatía por Grönwall, y creo que con él la banda acabó de explotar, aunque no voy a negar que les tengo un cariño especial a sus dos primeros discos. Les ví por primera vez en un ya lejano Firefest, y ahí ya se veía que se venía algo gordo...El regreso de Kenny, sin embargo, suponía un aliciente, y también una chispa de esperanza a discernir si por fin, se decidían a recuperar temas antiguos, bastante olvidados en su etapa con Grönwall, salvo muy contadas excepciones.

Además, la presencia de Temple Balls en el cartel (no tanto así la de Reach, en el terreno de gustos personales, que no se me ofenda nadie) era un plus para no perdernos esta cita de una tarde de domingo. Cuando llegué a la sala, encontré cola para entrar, cosa no muy habitual que hacía presagiar que o la sala iba a estar a reventar (cosa que ni de lejos acabó pasando), o que la gente no quería perderse la descarga de los finlandeses que habrían la velada (que una vez dentro de la sala, me inclino por pensar en esta opción).

Tras los saludos y reencuentros de rigor, cogimos posiciones para empezar a disfrutar de Temple Balls. Y digo ya de primeras disfrutar, porque fué lo que nos hicieron sentir. Sin bien en disco suenan bien, y te divierten un buen rato, en directo la cosa suena mucho más despiadada, macarra y festiva. La banda cuida su imagen, y todos sus integrantes son de aquellos que hacen disfrutar a los fotógrafos, con sus aspavientos, poses y posturitas. Sus melodías en directo con imbatibles, pero es que además la actitud que tienen sobre el escenario, con toda la desvergüenza del mundo, es contagiosa. Consiguieron que toda la sala bailara y coreara temas como "Bad, bad, bad" (toda una fiesta), "Thunder from the north", "Kill the voice" o "Let's get it on" (por cierto, los coros daban toda la sensación de ser enlatados 100%). Todo un descubrimiento en directo, que nos dejó a todos satisfechos y que nos dejó esperando a la siguiente actuación.

Una siguiente actuación que para mí, y sin poner filtros, resultó todo un bajonazo. Tal vez Reach no era la mejor opción para ocupar ese puesto en el cartel. Su propuesta distaba mucho de lo que nos ofrecían el resto de bandas, y sus melodías eurovisivas, sus largos desarrollos y su música mucho más cercana a bandas como Muse y parecidas de la escena "alternativa", nos redujo el subidón de adrenalina que llevábamos a cenizas. Algunos de los asistentes disfrutaron, de hecho hasta se veían algunas camisetas de la banda, pero un servidor no conectó en ningún momento con los de Estocolmo. Una cosa tenía clara, en cuánto H.E.A.T. hicieran sonar su primer acorde, se lo llevaban de calle, porque sacaranos de aquel sopor debía tener su recompensa.

Tras un cambio de back-line y una espera que se acabó haciendo algo larga, por fin los suecos cabezas de cartel, hacían acto de presencia, uno por uno, sobre las tablas, mientras el respetable los recibía con mucho entusiasmo, con especial atención a Dave Dalone (el tío es un crack, no lo vamos a negar) y Kenny Leckremo. "One by One" nos puso a todos a saltar y corear el estribillo, como si no hubiera un mañana, y los cañones de humo no hacían más que aumentar la histeria del respetable, que ya venía pasada de vueltas por la actitud de puto ciclón que llevaba encima el vocalista sueco. Kenny iba a tope de revoluciones y no paró un maldito segundo de bailar, moverse, arengar, lucir melenaza y estado de forma.

El show no decayó en ningún momento, para algo los suecos tienen una ristra de hitazos inacabable, y podrían cambiar la mitad de los temas por otros, y la cosa habría sido igual de antológica. Dave Dalone dirige a la banda a la perfección escodido bajo las alas de su sombrero, pero el resto de la banda no desmerece en absoluto. Todos aportan su granito de arena, para que la cohesión sea máxima. Hubo tiempo para presentar en directo el nuevo single, que marcaba el regreso oficial del vocalista a la banda, "Back to the rythm", e incluso se atrevieron a descargar otro tema nuevo, "Nationwide", que muestra un regreso a las raíces. Particularmente, disfruté muy mucho la interpretación de temas primigenios como "Straight to your heart", "Late night lady", "Beg, beg, beg" (de las pocas de Kenny que interpretaban con Grönwall") o el mayúsculo temazo que es "Cry". Otra destacable es "Come clean", una de las más emotivas y que más me gustan de su último disco. Una victoria en toda regla de los suecos, que se veían emocionados y agradecidos en todo momento por el recibimiento y la respuesta del público, que acabó coreándoles en más de una ocasión, teniendo que interrumpir el show hasta que los ánimos volvieran a calmarse.

Por poner un pequeño pero, alguna vez me chirriaban un poco los cambios en las líneas melódicas vocales que Kenny aplicaba en algunas de las estrofas de Grönwall, no sé si intencionadamente, o fruto del exceso de ejercicio físico que llevaba ya en el cuerpo...

Ahora, toca esperar que editen su nuevo y esperado disco, y que anuncien una nueva gira, porque no nos la vamos a perder. Con un poco de suerte, la sala presentará un mejor aspecto y si la suerte nos acompaña, el dia posterior no será laborable. Todos unos jefazos, estos H.E.A.T.

Fotos de Lourdes F. (de móvil sorry...no photo pass).