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Greta Van Fleet son esos grupos que son amados/odiados y con su nuevo álbum, “The Battle at Garden’s Gate” no iban a ser menos y siguen dándonos ratos de salseo en las tertulias rockeras.

Con este nuevo disco, con 12 canciones, los jovencísimos músicos de Michigan nos demuestran que pese a ser una banda ganadora de un Grammy y ser comparados con Led Zeppelin o criticados como un producto elaborado. Ellos quieren demostrar que les gusta el rock clásico y el blues, que no reniegan de sus influencias y que son capaces de abordar con elegancia canciones largas y complejas de estilo épico.

GVF son los 3 hermanos Kiszka- gemelos - y el batería Danny Wagner. Se nota esa conexión familiar porque están compenetrados y el disco suena muy bien. Además de que la producción es obra de Greg Kurstin, con quien probaron si se gustaban con la canción “Light my love”. Parece que sí, porque grabaron juntos todo el trabajo y en ese sentido es impecable.

Para disfrutar de una experiencia completa del disco, han puesto a nuestra disposición un tour en un mundo fantástico y glorioso en el que puedes abrir cada canción, escucharla y saber sobre ella. Cosas de la generación Z.

El disco empieza con “Heat Above” que arranca con un órgano resplandeciente y un tintineante estribillo que te hará soñar. Esta canción de corte épico está hecha para emocionar y  con la que sentirás mariposas en el estómago cuando Josh te canta Can you feel my love?. El listón está demasiado alto para empezar el álbum y yo ya me he bajado las bragas.

“My way son” te seguirá gustando, es algo más sesentera y no consigue llegar a himno pero su ritmo es envolvente y alegre. De nuevo llega un temazo, “Broken Bells” una balada optimista y bella “I never want to fall asleep” en la que se acercan al Stairway to Heaven y una de las obras maestras del disco junto a “Heat above”.

“Built by Nations” es imponente con su temática sobre la industria armamentística y el espíritu de un guerrero. De la misma temática es “The barbarians”, que por cierto fue el último tema que incluyeron en el disco, pero que a nivel musical engancha menos. Otro buen tema es  “Age of machine”si bien es algo más repetitivo y de corte más psicodélico. 

El disco tiene bastantes canciones lentas y baladas como “Tears of train” y “Light My Love” una canción de amor con un estribillo de mechero en concierto y en el que destaca el piano y la imponente voz de Josh.

Cuando llegues a “Stardust chords” o “Caravel” igual estás hastiado de tanto gritito  y puede ser que te parezca todo igual, estoy contigo.

“Trip The Light Fantastic” en plan  mitología hindú, tiene un punto de psicodelia con unas voces que dicen ram ram rama rama a modo de tantra. Cat Stevens estaba en su subconsciente cuando compusieron este tema.

El disco lo cierra “The weight of Dreams”, una pista de casi nueve minutos con unos solos de guitarra para dejarte llevar y reflexionar  sobre la insaciable codicia del ser humano, 

Tal vez la segunda parte del álbum sea más lenta y en momentos resulte aburrido y empalagoso por exceso de majestuosidad y pomposidad pero no podemos negar la calidad y elegancia de las composiciones y el virtuosismo vocal y duende de Josh.

Es toda una proeza que estos chavales de veintipocos años quieran y hagan música de este tipo cuando el resto , sin generalizar, tiene un pésimo gusto musical. Solo por eso, merecen mi respeto. Por mucho que pienses que son una burda copia, que son un producto y que tienen los días contados quítate el sombrero ante estos estrafalarios chavales de un pueblecito de Michigan que siguen con la estela de la calidad musical.

Por otro lado está la parte de que la música está para emocionar y conmover y los GVF remueven y gustan.

Si te va la música de  los 70, te gustará lo nuevo de GVF.