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En la segunda jornada del Graspop, nos tomamos algunas licencias, y empezamos la jornada más tarde que cualquier otra. A Phil Campbell ya lo habíamos visto, y nos esperaba también en el RockFest, y el resto de bandas que abrían el Viernes, no acaban de llamarnos para convencernos a asistir a tempranas horas, así que llegamos a medio set de Gloryhammer (que no nos encandilaron en absoluto) y tampoco nos convencieron British Lion, que tenían el Metal Dome a reventar por la presencia de Steve Harris. Tras sopesar las opciones actuales, decidimos colocarnos en buena posición para el show de los americanos Steel Panther. Cerveza en mano, y sol en el cogote pegando de lo lindo, era el momento de gozar del concierto-show de los rockeros. Si ya conocéis a la banda, sabéis que podéis esperar de ellos. Chistes, charlatanería, buenrollismo, tetas, y entremedio, hasta tienen tiempo de tocar algunos temas. Nos pilló en Bélgica el anuncio de la cancelación de la gira que pasaba por nuestro país, así que era el empujón definitivo para quedarnos a verlos. Su cantante es un frontman como la copa de un pino, y cuando quiere cantar, canta un rato. Tocaron algunos de sus temas más icónicos, junto a algunos de sus discos más recientes, y la verdad es que se nota el bajonazo. Sus dos últimos discos no estan a la altura de sus primeros lanzamientos, pero lo compensan con unas risas y una puesta en escena particular. Steel Panther son Steel Panther, para bien o para mal, y encima del escenario vimos a una chica asiática que subieron del público mientras tocaban "Asian hooker" (que la verdad, no parecía estar pasándolo nada bien, y no me extraña vista la denigración a la que fué sometida). No fué la única que acabó sobre las tablas, porque hubo una invasión (premeditada) de féminas, que acabaron llenando la totalidad del escenario. Estuvieron allí durante la recta final, y seguramente alguna, no llegó a bajar. Presentaron a su nuevo bajista (o por lo menos, el que los acompaña por ahora), pero son Michael Starr y Satchel los que llevan el peso de la banda. Incluso se pegaron una imitación de Ozzy que el cantante clavó hasta en los gestos, aunque no sé si hizo gala de todo el respeto necesario. En fin, cuando tocan son imbatibles, cuando estan por otras cosas, pueden llegar a pasarse un poco.

Tras Steel Panther, nos recolocamos ligeramente para ver a Black Label Society. Estábamos leyendo muy buenas críticas de sus presentaciones actuales, y el rubio guitarrista Zakk Wylde nos convenció para quedarnos a verle. Personalmente, no guardo muy buen recuerdo de la última vez que lo ví, en el que lo noté algo falto de la contundencia a la que nos tenía acostumbrados, pero esta vez, fué sublime. Temazos uno tras otro, con actitud, y muestras de su maestría a las seis cuerdas. Una banda que lo flanquea a la perfección acaba de bordar la interpretación de todos los temas que cayeron aquella tarde, en un show muy parecido al que os relatamos de Barcelona, aunque algo más corto.

Hoy los escenarios principales iban a ocupar gran parte de nuestra jornada, porque ahora el turno de los galeses Bullet for my Valentine, que empezaron algo dubitativos presentando algunos de los temas más recientes, y de sus últimos trabajos, para tras dos o tres cortes, la gente empezó a entrar en calor ( o en ebullición con el lorenzo que estaba cayendo) y la banda se vino arriba. Empezaron a desgranar cortes de sus primeros trabajos y eso se notó. Hay bandas que pegan un subidón de popularidad con algunos temas en concreto, y su trabajo les cuesta mantener cierto estatus tras esos petardazos. Cayeron "Tears don't fall", "4 Words" o "Scream aim fire", con la que cerraron, y ahí dejaron a todos felices. No podemos negar que en estudio sufren de bajones considerables, pero se las arreglaron para aguantar el concierto con temas de todas sus épocas y los asistentes satisfechos.

Por el camino nos perdimos cosas como Angelus Apatrida, Gaahls Wyrd y The Vintage Caravan, y aunque aquí se programam los conciertos para que puedas apañártelas para ver un poquito de cada actuación, no nos gusta mucho lo de ver 3 o 4 temas de cada banda y preferimos ver presentaciones completas (salvo algunas excepciones). Los alemanes Heaven Shall Burn tomaban el escenario contiguo, así que sólo tuvimos que ladearnos un poco para gozar de su presentación. Es admirable el trabajo que llevan hecho a sus espaldas, y sorprende como son capaces de pegarse presentaciones como esta, porque en nuestro país no es que puedan presumir de un status parecido al de, por ejemplo, yo que sé, Parkway Drive. En un escenario post-bélico, los germanos nos abrasaron con sus corrosivas composiciones, a las que acompañaban con múltiples deflagraciones y llamaradas. Lo dieron todo, se les veía en plena forma, y se las ingeniaron para sorprender a todo el público. Un repaso por sus discografía dejó ojipláticos a seguidores y curiososos, y a nosotros, con ganas de más. Repetiremos con ellos seguro, porque son un cañonazo.

Aunque las piernas empezaban a acumular cansancio, no podíamos venirnos abajo, así que tras recoger víveres y dar una minúscula tregua a nuestros músculos, nos dirimos a la pequeña de las carpas para ver a uno de los caramelos del cartel, Zeal & Ardor. Con una carpa a reventar, un calor tremebundo, y una humedad insoportable en el interior, los suizos se lo llevaron de calle con su interesante propuesta. Esos juegos melódicos y esas partes agresivas no tienen rival en la actualidad, y no hay banda parecida que les pueda hacer sombra. La gente se sabe todos sus temas, y era la tónica oír la voz de su líder y la de la gente solapándose. Un show enérgico que en sala cerrada debe ser un torbellino, y que esperamos poder tener en nuestras tierras más pronto que tarde.

Tras ellos, otra banda especial como Amenra, nos esperaba en la carpa grande. Los belgas jugaban en casa y lo tenían ganado de antemano, pero no por ello se relajaron en absoluto. En un show muy teatral, de sentimientos a flor de piel y con mucha intensidad visceral, se llevaron a todos por delante con su garra y sus temas, que cobran viva propia sobre el escenario. Tal es la inmersión que logran, que hasta su cantante se abrió la cabeza con el micro al dejarse llevar por su salvaje interpretación. Yo no acabé de conectar del todo, pero mis acompañantes disfrutaron. Aproveché para acercarme un momento a ver a Whitesnake, en lo que quizá era premonitorio de lo que estaba por venir (antes de saber de sus espantadas y su final cancelación de gira). La banda daba bastante pena de ver, alargando temas hasta el infinito, con un Coverdale en un deplorable estado vocal, y un Jelusic que queréis que os diga, su aportación es más bien testimonial. Tampoco acaba de gustarme su nueva bajista, que no creo que encaje en absoluto en su propuesta. Esperemos que el bueno de Coverdale consiga despedirse de sus fans, porque por trayectoria es lo que se merece, pero lo que ofrecen queda lejos de ser satisfactorio.

Uno de los platos fuertes que nos quedaban en aquel dia eran los holandeses Within Tempation. No os vamos a engañar, nunca se me habría ocurrido pagar un ticket en mi ciudad para verlos, porque no estan en mi fondo de armario de recurribles, pero tras ver lo que vi, igual cambio de opinión. Con una espectacular puesta en escena, un sonido inmejorable (tónica de todo el festival, dicho sea de paso), y una Sharon den Adel en estado de gracia espectacular, a la que se veía emocionada y agradecida, nos hicieron disfrutar de lo lindo. Daba igual lo que tocaran, si temas nuevos o antiguos, porque la gente lo pasó en grande. Aprovecharon las pantallas para incorporar imágenes de los cantantes invitados en aquellos cortes en los que procedía, y así vimos a Tarja, a Keith Caputo (por aquel entonces, ahora es Mina), a Jacoby Shaddix...Es lo que hablábamos del aprovechamiento de los medios digitales, a los que sumaban otros más old-school, como una gigantes máscara en medio del escenario, que se abría, se cerraba y hasta lloraba sangre. Aquello ya se vino abajo con sus temas más memorables (que los conocemos todos eh?) como "Mother Earth", "Stand my ground" o "What have you done".

Para acabar el día, Scorpions. Si con los holandeses nos llevamos una grata sorpresa, con los alemanes la ostia en la cara fué descomunal. Pero no ostia para bien no, ostia para mal. Un inicio soporífero, un Klaus Meine que no muestra entusiasmo alguno, que desaparecía cada dos por tres porque no da más de sí, y una banda que se las tiene que ingeniar para suplir las carencias de su líder de alguna forma u otra, nos hicieron desesperar. No fué hasta la nueva "Peacemaker" y "Bad boys running wild" que la cosa despegó ligeramente, pero tras ellas, las dos baladas más trilladas de la historia, volvieron a dejar el espíritu por los suelos. Aquello no lo remontaba ni el Barça de Guardiola, y mal que nos pese, nos rezagamos a posiciones lejanas porque nos habían comido el ánimo. Tal vez deberían preguntarse si vale la pena seguir así, o si es mejor poner ya punto y final a esa eterna gira de despedida, que dura ya más de 10 años. Yo no pienso pagar otra vez por ver lo que ví, y si ellos mismos tienen un mínimo respeto por su carrera y por sus fans, bajarían el telón de una vez por todas. Con todo mi respeto los he disfrutado, tienen discos envidiables, han dado directos espectaculares, pero ha día de hoy ya no, ya no pueden más. Nos quejamos de que siempre tenemos a los mismos cabezas de cartel, pero es que son estas mismas bandas las que impiden el relevo.

Tras otro dia exhaustivo, recogimos nuestras cosas y camino a reposar. Una buena cena a las 3am y una reparadora ducha antes de meterse en el sobre, tampoco iban a ser suficiente para levantarse fresco como una lechuga, pero algo ayudan...Más Graspop en próximas entregas!!