Tecnicismos
Rick Douek nos presenta una historia en su trasfondo muy clásica, pero nos prepara un escenario ideal para que el lector no se lo espere. Tenemos una tripulación cargada de gente rota sin muchas esperanzas, como estaba el mundo después de la gran guerra.
Tenemos a la tripulación del barco Vagabundo, que cuenta entre ellos con equipo de buceo para rastrear el fondo. Por otro lado, tenemos a un grupo de matones que deben cerciorarse de que el capitán encuentre el tesoro y quedarse con la parte que le debe el capitán y la suya. Deben encontrar ese submarino que supuestamente se hundió cargado con lingotes de oro alemán. Toda la misión depende del grupo de submarinistas cuyo jefe no se encuentra en las mejores condiciones psicológicas.
Una olla a presión con un conjunto de personajes, atrapados en alta mar y que tarde o temprano va a saltar la chispa que lo haga estallar.
El dibujo de Alex Cormack funciona genial con la historia, abundancia de oscuros, creo una atmosfera opresiva, imaginaros a 60 metros de profundidad en una escafandra. Pero en el barco los ánimos van igual. El estilo de dibujo me recuerda a Miguelanxo Prado, el trazo al menos, los colores son más apagados pero que le van muy bien a la historia. Las profundidades se intercalan en viñetas, como un personaje más de las acciones de los tripulantes del Vagabundo. Y siempre son oscuras y acechantes.
Y porque digo clásica, pues porque este tipo de historias la hemos visto en multitud de historias, la base es una historia de amor y por amor se hace cualquier cosa.