Y por fin llegó el primer concierto en sitio cerrado, sin distancias de seguridad, límite de aforo y sin mascarilla obligatoria. O lo que viene siendo un concierto como los de antes. Y no podría ser en mejor compañía que con los cachondos Eagles of Death Metal con su nueva formación de gira. El jefe Jesse Hughes, Josh Jové guitarra, Jennie Vee (bajista y esposa de Slim Jim Phantom para las marujas del rock) y Jorma Vik a la batería (The Bronx).

Anunciado inicialmente para la sala grande del Razz, fue trasladado finalmente a la Sala 2 con un casi sold out. Después del concierto anterior en la sala Apolo, el concierto con más seguridad en la calle al que he asistido y tras el morbo post Bataclán, la banda vuelve a contar con su público más fiel, de ahí el cambio de sala.

Dead Sara es un grupo de Los Ángeles de Hard Rock con guiños noisies. Compuesto por Emily Armstrong, Siouxie Medley y Sean Friday. Musicalmente no acaban de entrarme, pero debo decir que la voz de Emily Armstrong es simplemente espectacular en directo. Recordando por momentos a la mejor Kat de Babes in Toyland. Su set list fue corto con temas de su último disco "Ain’t it Tragic" (el tercero), finalizando con su tema más conocido  “Weatherman” de su primer LP.

Al ritmo del “We are family” de Sister Sledge hacian su aparación las Aguilas, con un Hughes pletórico. Se nota que había echado de menos la carretera. Estaba simpático, animado y totalmente en su salsa. Cada tour que pasa me parece mejor frontman.

Con las iniciales "I Only Want You" y “Anything ‘cept the Truth” ya se ganaron al personal, con los bailoteos de Jess, la imponente presencia de Jennie y la dureza del batería. Personalmente encontré a faltar al barbudo guitarrista Dave Catching con su perpetua flying, pero para gustos los colores.

Pero fue con "Complexity" (de su otro proyecto Boots Electric) y sus aires disco los que acabaron de lanzar a la gente a bailar. A partir de aquí empezaron con un compendio de todo lo mejor de la banda "Silverlake (K.S.O.F.M.)", "Cherry Cola" dedicada a las chicas de la sala, "Flames Go Higher", "Whorehoppin' (Shit, Goddamn)", etc. Todos los temas intercalados con el buen rollo que desprende Jess en directo, sus dedicatorias, sus cambios de camisetas, sin caer tampoco en parlamentos excesivamente largos. Se nota que disfruta el directo y contagia diversión.

Pero fue con la muy esperada "I Want You So Hard (Boy's Bad News)" cuando la sala se vino abajo, con todo el personal saltando y coreando el estribillo. No siendo menos la reacción al siguiente "I Love You All the Time". Tras el cual vino la calma con el "Moonage Daydream" de Bowie, que la verdad les quedó genial y sirvió como parte final antes de los bises.

A la vuelta y tras un cambio de ropa del Sr. Hughes que, con unos discretísimos pantalones rojos con estrellas y águilas amarillas, se arrancaba con la versión de Elvis del famoso "Can't Help Falling in Love". Que es una tema muy bonito y emotivo, pero después de haber acabado con una versión y dado lo escueto del concierto, creo que hubiera sido más adecuado alargar el setlist con temas propios.

Para la traca final, el grupo arrancó con "Speaking in Tongues", acompañada de unos payasos inflables al más puro estilo feria de pueblo en los laterales del escenario y un Jess Hughes tocando su guitarra elevado en las primeras filas del público. Para lucimiento de Jennie Vee, insertaron en medio del tema un breve "Ace Spades", no demasiado lucido por cierto. Para seguir con la canción, presentar al grupo y finalizar el concierto.

En resumen,  una vuelta a la normalidad en materia de conciertos, con un bolo de rock and roll divertido, macarra, bailón y entretenido. Pero que podía haberse alargado 3 temas y prescindido de alguna versión. Veremos si se mantiene esta formación actual de la banda y graban nuevo disco o si por el contrario volvemos a asistir en breve a otra reencarnación de la banda.

Mención a parte, el hecho de que un miércoles, lluvioso, ventoso y frio nos congregáramos tanta gente para nuestra dosis de rock and roll divertido y sin pretensiones, cuando sinceramente hacía una auténtica noche de sofá y manta.