Nada nuevo bajo el sol del hardrock, lo sabemos,  pero vaya discazo se han sacado de la chistera los veteranos californianos Bullets and Octane, tras su anterior  'Waking Up Dead' de 2018.

Con su característica voz cazallera, la banda nos da una lección de rock and roll sucio, punk rock y sleazy. Esta banda me trae grandes recuerdos ya que pude verles hace bastantes años, en una viaje a USA en L.A. y eso no se olvida.

El disco se abre con la adrenalínica "Riot riot Rock and roll" que da nombre al disco con razón porque es un temazo. Seguimos con más estribillos coreables con "Ain't gonna be your dog" aunque un pelín más tranquila que el tema previo. Tal vez el tema más comercial y accesible de la banda, en el que colabora el exguitarrista de Buckcherry, Keith Nelson. Y primer single del disco.

De vuelta al fango con "The Devil" donde destaca esa voz cazallosa de Louis, muy punk con letra muy divertida. Sigue "Give me a reason" , con un tono algo más comercial, pero con un gran ritmo y unos estribillos más popies. 

"As The Bombs Fall" otra buen tema con unas grandes guitarras por parte de Rodrigo. Mientras que con su ritmo inicial suave y machacón y su voz susurrada "Addicted to outrage" envuelve un estribillo pegadizo.

"Heaven Can Wait" (no es una cover de Maiden) comienza a lo punk rock y se va transformando en hardrock, con un sonido que recuerda a Billy Idol.

Cambiando de temática, "Chaos" debería estar en la banda sonora de la próxima temporada de "Peaky Blinders" y punto. Una delicia de tema puramente gypsy.

Con un inicio suave "Rooftop Tears" se va acelerando. Genial trabajo vocal de Gene.

El disco se cierra tal y como se inició, a toda máquina con "Lost Crazy" un tema rapidísimo puramente punk rock.

Disco corto, 10 temas en 33 minutos, pero muy muy bueno, si te gusta el rock and roll más callejero y canalla este disco te va ha encantar. Más emparentados con Warrior Soul o Crank County Daredevils que con los clásicos grupos de hard rock angelino. La banda está en estado de gracia. Con un sonido que en ocasiones parece más europeo que americano. Para mi su mejor disco en años.

Este es uno de esos discos que, tras escucharlo, te hacen echar aún más de menos los directos en locales pequeños y bien regados de cerveza.