Desde Suiza nos llega este cuarto álbum de Black Diamonds. Su nombre, habéis adivinado, como ellos mismos nos revelaron, está inspirado por KISS. Su anterior trabajo fecha de 2017, un "Once upon a time" que les trajo la oportunidad de girar con H.E.A.T. y que a buen seguro les ofreció alguna oportunidad de aprender de unos grandes, y que han aplicado bien en esta nueva entrega. Un buen disco de hard rock de escuela europea que pasamos a desgranar de inmediato.

El disco lo abre el tema-título, y nos da la bienvenida a su particular Hotel. Guitarras cuidadas, batería poderosa y unas grandes melodías por parte de las voces de Michael Kehl. El primer cañonazo llega con "Evil twin", de la que ya habíamos disfrutado en videoclip. Una onda muy Crashdiet, y un Michael más agresivo y rasgado, con un estribillo de campeonato. Un tema muy resultón que en directo debe ser caballo ganador. "Lonesome road" empieza con acústica, siendo de una inicio una pieza muy desnuda, que se electrifica enseguida. La melodía me recuerda a alguna canción actual de Bon Jovi, pero mucho más metalizada, y con un estribillo que se te grabará a fuego. Trallazo guitarrero es "Forever wild", que se antoja ideal para abrir shows tras su subida de intensidad inicial. De nuevo, el estribillo es otra joya, con unos coros deliciosos. "Forever wild, forever free!!" gritamos nosotros también. Juguetona, vacilona y divertida es la siguiente "Saturday", con un ritmo muy bailable y que pide ganas de marcha.

"Anytime" es una balada con acompañamiento de piano, en la que la batería añade poder, y los punteos de guitarra emotividad. Muy surfera les ha quedado "The island", que realmente te transporta a una fiesta en la playa con su ritmo refrescante, en la que puede oir las olas del mar. El bajo de Andi Barrels lleva gran parte del peso en "My fate", un tema muy melódico, a medio tiempo, y con unas guitarras por parte de Michael y Chris que recuerdan mucho a Sambora. La acústica "Hand in hand" pone el reposo, un tema de power-pop que habría tenido gran éxito a principios de los 90. Hora de afilar de nuevo las guitarras en "Reaching for the stars", con un estribillo muy efectista comandado por la buena pegada de Manu tras su batería. Se ponen chulitos en "Turn to dust", que si no se erige en mi favorito poco le falta. Un gran tema con mucha melodía. Hora de cerrar el hotel con la divertida y de inspiración forajida "Outlaw", un tema de taberna western rockerizado y que te dejará una sonrisa.

Es el primer disco de Black Diamonds que cae en mis manos y no puedo estar más satisfecho. Si bien algún tema puede pasar más desapercibido que otros, el conjunto es muy satisfactorio, y demuestra que no tienen nada que envidiar a vecinos suyos como Shakra o Krokus. Hard Rock de buena factura que como ellos mismos proclaman, pueden convertir más de un "Saturday" en glorioso e inolvidable. Que vuelvan los directos!!