lamb of god st

Vuelven Lamb of God con la mejor versión de sí mismos, tras unos últimos lanzamientos, no exentos de sus momentos, pero si algo encallados en la monotonía. No me malinterpretéis, Lamb of God han conseguido tener su propio sonido, inspirado por otras bandas, con su propia evolución, pero sus últimos lanzamientos no conseguían engancharme, y tenía la sensación de estar en un Dia de la Marmota, escuchando el mismo tema del mismo disco...no era capaz de identificar el tema ni al disco al que pertenecían...

Así pues me parece un soplo de aire fresco este nuevo lanzamiento. Siguen fieles a su sonido rabioso y denso, pero han sabido encontrar el punch que les caracterizaba, y esa habilidad de noquearte a base de riffs, baterías contundentes y la voz de Randy Blythe. No sé cuánto de esto tendrá culpa la entrada de Art Cruz a los parches, pero parece que les ha sentado bien.

El primer disparo lo pega "Memento Mori", con una intro lenta pero de puro metalcore. Quizá el tema más emparentado con sus anteriores discos ya que incluye algunos momentos melódicos, pero no por ello menos contundente. "Checkmate" sigue con la contundencia, y "Gears" te romperá el cuello con su ritmo acelerado y entrecortado. "Reality Bath" tiene un inicio curioso, con el bajo y una voz susurrando, pero te asestará un puñetazo en la cara en cuando explote. "New colossal hate" tiene un tempo más pausado. La sigue "Ressurrection man", uno de los temas más diferentes, pero con un gran trabajo de guitarras y batería.

En "Poison Dream" encontramos la colaboración de Jamey Jasta de Hatebreed, uniéndose a la rabia de Blythe en el estribillo con su particular estilo. "Routes" también cuenta con una colaboración de lujo, nada menos que Chuck Billy de Testament, en un tema rápido y furioso, con toques de melodía. "Bloodshot eyes", es el tema más oscuro del disco, con unas voces inquietantes por momentos y unos pasajes lentos. Para cerrar tenemos "On the hook", tema con el que nos dejarán colgando hasta su próxima entrega, con algunos buenos riffs marca de la casa y algunos malabarismos de Art Cruz, que deja constancia de su sobrada calidad con algunos de los momento más brutales del disco.

Gran disco después de 5 años de espera, accidentes de moto de por medio, cambios de formación e incertidumbre.