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Pongámonos en situación del sábado tarde/noche: Comida con amigos, post comida que enlaza con la previa del show de Vandoliers en Barcelona, aunque la comida no fuera Tex Mex (los arroces de la cuina catalana fueron los que brillaron), el enfrentarte a la fiesta de la banda tejana con el cuerpo activo al 100% es una experiencia realmente gratificante y muy divertida.

Si enfrentamos su visita a la sala textil con las de hace 8 meses, se evidenciaron de inicio dos aspectos básicos, su público ha crecido exponencialmente y ellos, aunque han dejado algo apartadas las revoluciones, han ganado en estructura y profesionalidad en sus shows. Aunque quizás en esa profesionalidad es donde radica su única pega, algo más de desparrame se hubiera agradecido y ya puestos, elegir otros artistas para las miradas a otras bandas en forma de covers, repitieron The Proclaimers y Rancid.

Como no podía ser de otra manera un sábado noche, requiere del arranque con “Every Saturday NIght”, perfecto punto de inicio para conectar con el público y que no haría más que ganara en complicidad, sobre todo con Joshua Fleming, un líder con carácter y que no sería difícil imaginártelo moviendo las masas en un estadio.

El show es todo un viaje hacia diferentes cruces de caminos de caminos polvorientos, o bien de rodaja de lima en el cuello de una cerveza mejicana, pivotando hacia similitudes con Los Lobos o los aires rockeros de Lucero. Pero como las comparativas son siempre el recurso fácil para hablar de una banda, nos quedamos sin duda con su propuesta personal y que no disimula sus ganas de indagar cualquier terreno, estructurando un show que es imposible que no te convenza.
Crónica: Oscar Fernández Sánchez, Fotos: Javi Metal