Unchosen Ones – Sorrow turns to dust

Afronto este escrito como un reto mayúsculo, ya que llevo bastante tiempo alejado de este estilo. No me entendáis mal, lo disfruté mucho en mi juventud, y vuelvo a él mucho por nostalgia, pero desconozco gran parte de la escena actual. Sin embargo, por alguna razón, la pasada semana andaba revisitando viejas glorias de Stratovarius, y me parece un momento oportuno para acercarme al debut de los gallegos Unchosen Ones. Ellos mismos afirman inspirarse en las grandes bandas heavies y power de los 90, y estoy seguro que para ellos, Stratovarius, son una de ellas. Habiendo grabado hace dos años un EP con tres temas (que volvemos a encontrar en este primer LP), la banda de Vigo aprovechó el tiempo de pandemia para componer otro puñado de temas que poder grabar para su primer lanzamiento de larga duración.

Sus integrantes ya tenían bandas previas, como Astral Sidhe y Chaos Over Cosmos, así que aprovecharon sus experiencias anteriores para formar Unchosen Ones. La inicial "Far beyond the thunderdome" ya fué presentada como anticipo hace algunas semanas. Sus afilados riffs, sus teclados de apoyo (que si, me recuerdan a Stratovarius) y sus melodías son, y seran, sus señas de identidad. Si tuviera que citar alguna banda, por poner en situación, con la que podrían emparentarse, son los suecos Crowne. "The world is ours to take" contiene un estribillo muy melódico, que se quedará grabado en la memoria. Su vocalista Javier queda lejos de los estridentes agudos que podíamos encontrar en las bandas power, moviéndose en un rango medio en el que se le nota muy cómodo y efectivo. La tercera "Infinite gear" está líricamente basada en el videojuego Elder Ring, una de sus principales inspiraciones (los videojuegos), y tiene uno de los riffs más heavies del disco, intercalados con algunos punteos muy bien puestos por Fran. Los teclados de Christian adornan la canción, sin sobresaturar en ningún momento ni coger especial protagonismo más que en ocasiones puntuales. En cuarto lugar encontramos el tema-título, que empieza con los teclados acomodando la melodía en solitario para la posterior incorporación del resto de integrantes. "Sorrow turns to dust" es un medio tiempo elegante, en el que podemos apreciar el gran trabajo de José a la batería, capaz de adaptarse a cualquier situación aportando pegada y variedad. Posteriormente, el interludio épico y belicoso "The accursed moon", prepara el terreno para la llegada de "Kill the night", vieja conocida por aparecer en el anterior EP. Una atmosférica ambientación da inicio a este tema con acústicas, un crescendo de teclados empieza a subir la intensidad del corte, que nos recibe con un riff que bien podrían haberse marcado los alemanes Brainstorm. Inspirado esta vez por el mítico juego Castlevania, encontramos un tema de corte heavy, con melódicas lineas vocales, y un victorioso estribillo. Fran clava un buen solo al servicio de la canción, sin florituras excesivas, pero perspicaz y certero.

Pasado el ecuador, turno de "Too late", uno de los temas más heavies y veloces, y con un punto de oscuridad en su inicio. El doble bombo hace acto de presencia de forma más constante, sin entorpecerse con la melodía, omnipresente en todo el LP. Estos chicos tienen mano para los gloriosos estribillos y lo dejan bien patente en cada uno de los temas. "Shadow Dancer" también está recuperada de su EP "Kill the night", y esta vez, encontramos un riff más hard-rockero, aunque el tema se apoya mucho en las bases del bajo de Robert y los teclados de Christian. El solo, por su ambientación y propuesta, me recuerda mucho a momentos estelares de Queensryche en Operation:Mindcrime. "Ashen wasteland" va de la mano de la potencia, alzándose como el tema más duro de "Sorrow turns to dust"., con guitarras agresivas y baterías más atronadoras que anteriormente. Aquí sí podemos apreciar algún rasgo de sus admirados Nocturnal Rites. "The call of the rain" arranca con una efectiva y agradable melodía, apoyándose en el trabajo de guitarras, para arropar las lineas vocales, acompañadas por los elegantes y sutiles teclados. El solo encaja perfectamente, y me reafirma en la sensación de que su autor nos brindará grandes momentos en un futuro cercano. Se despiden con "True warrior", a la que podríamos denominar "la balada". La guitarra lleva todo el ritmo de la canción, y lo más notable es el cambio de ritmo que acompaña al solo, de puro lucimiento técnico y sensitivo.

Un prometedor primer peldaño el que acaban de subir los de Vigo. Unchosen Ones llegan para ocupar un puesto en una escena no muy explotada, y con paso firme y puliendo detalles, podrían acabar siendo referentes en su estilo a no mucho tardar.