El pasado fin de semana recibíamos la visita de los australianos The Poor, a la genial sala La Textil de Barcelona. Esta sala se ha revelado como uno de los últimos descubrimientos, por su ubicación y equipamiento, y la gente de Rocksound-Producciones Acaraperro, lo saben. Otra cosa, es el tema de las consumiciones y la oferta de su barra, pero eso ya es harina de otro costal... No era un domingo el mejor día para disfrutar de una banda como The Poor y su rock guitarrero enérgico y contundente, y tal vez, sumado a las dos potentes giras que habíamos recibido el sábado anterior, mermó la asistencia más de lo que nos habría gustado. Pero oigan, al final, suertudos los que se atrevieron a acercarse a La Textil, porque lo que nos ofrecieron los australianos fué importante.

Quienes les conocíamos de su anterior periplo discográfico, no pudimos más que alegrarnos tras el anuncio de su vuelta y la aparición de un nuevo disco, que si bien cambia ligeramente su sonido a producciones más actuales (cosa inevitable, ya que su última referencia discográfica es de 2010) nos valía sobradamente como excusa para ver en directo a una banda que nunca había salido de su tierra. Como ellos mismos han relatado en alguna ocasión, tuvieron la oportunidad de llegar a petarlo ya que en su día les llegaron a ofrecer participar en una gira de una banda muy puntera, que les habría abierto las puertas del cielo de par en par, pero sus razones tendrían para rechazarla, así que aquí estamos. En un mundo justo, The Poor deberían estar llenando salas mucho más grandes, pero por desgracia, hay trenes que solo pasan una vez, y ahora les toca currárselo de nuevo desde abajo.

Por otro lado, tal vez sea este el mejor escenario para disfrutar de una banda como ellos, ya que la cercanía con la banda suma muchos enteros a la experiencia, que quizás quedaría más deslucida en aforos más ambiciosos. Pero vamos a entrar en materia, que me estoy yendo por las ramas...

A la vieja usanza, y tras algunos minutos de espera, la cosa empezó sin apenas preámbulos. Tras estar escuchando un buen rato AC/DC como banda sonora de ambientación a través del equipo de sonido de la sala, los miembros de la banda aparecieron con sus instrumentos, saludaron, y arrancaron con una potente "Tell someone who cares" de su debut de 1994. Su líder y vocalista Skenie es todo un torbellino, y es inevitable centrar la vista en él, porque abarca mucho escenario. Su rasposa garganta escupe bourbon junto a los versos que entona, y pese a algún ligero desliz durante el calentamiento, mostró una sobrada y carimática solvencia. A sus flancos, un pilar como Matt Whitby al bajo, y un estelar Daniel Cox a la guitarra, aguantaban las revoluciones del motor del vocalista cerca de la zona roja. De esta guisa fueron cayendo temas antiguos de la banda como "Trouble", "Ride the train", uno de sus singles más recientes como "Payback's a bitch" o la también nuva "Hurricane".

Skenie iba pateándose el escenario arriba y abajo (y lo que no era el escenario también, pues se bajó en varias ocasiones, hasta para irse a la barra a pedirse algo), aunque siempre estaba atento para colgarse la guitarra cuando Daniel tenía que encarar los solos, para así hacer las rítmicas. Llegué a perder la cuenta de cuantas veces se colgó y descolgó la guitarra durante el show, aunque tiene una técnica muy estudiada, porque en ningún momento soltaba el micro de la mano.

Fué curioso durante la velada, notar en varios momentos su semejanza con los americanos Jackyl, aunque poniendo en contexto al final de la descarga con un amigo todo lo acontecido, habría que recapitular para ver realmente quién se asemeja a quién...(recordemos que los americanos se formaron como banda en 1990, mientras que los australianos ya llevaban 4 años dando vueltas).

Así tal cuál, como un huracán, iban encadenando temas uno tras otro. "Dirty Money" nos retrotraía de nuevo a sus inicios, para volver a su nuevo lanzamiento de la mano de "Let me go" y "This is the Story". Gavin Hansen iba aporreando su kit desde el fondo del escenario, y parecía estar disfrutando de lo lindo, pese al poco público congregado, porque aprovechaban pequeños momentos para soltarse chascarrillos entre ellos y pegarse unas risas.

Su líder jugueteó con la audiencia durante muchas de sus múltiples bajadas a la pista, cantando con los asistentes, bailando con ellos (y ellas, por supuesto), y en algún momento llegó hasta a arrebatar el teléfono móvil a los asistentes, aunque todavía no he decidido si por hacer la gracia, y porque realmente le molesta la mala costumbre imperante desde hace ya bastante tiempo de estar con el teléfono en la mano durante todos los conciertos. La banda siguió entregándose con temas como "Cry out", "Love shot", "Lies", "Poison" y hasta un total de 19 cortes de su discografía.

La gente se lo pasó de lo lindo, a juzgar por el movimiento que había entre los asistentes, y es que la música de The Poor se brinda a ello. Su buen rollo, sus pintas macarras, su sonido, y su puesta en escena invitan a desmelenarse por unas horas, despreocupándose durante ese rato de todos y de todo, y viviendo lo que es el puro rock and roll. Un concierto simple, conciso, con lo básico, pero plenamente satisfactorio...¿Y es que acaso no es esa la esencia de la música? Queremos más The Poor!!

Al finalizar el concierto, la banda se quedó intercambiando impresiones con la gente, atendiendo la zona de merch, haciéndose fotos y firmando cosas. ¿Alguna otra mejor manera de acabar una semana-empezar otra?

Texto: Alex A. / Fotos: Javi A.