Como me gusta esa portada con tintes de Bolt Thrower... (aunque menos colorida). Si bien es cierto que los barceloneses Teratoma van a cumplir 30 años como banda, su intermitencia en el tiempo hace que sólo cuenten con dos demos, un EP y con este "Chaosmakers", tres discos en su haber. Tras volver a una actividad más o menos persistente en el año 2015, el grupo parece decidido a abrise un hueco en la escena death metal de nuestro país. No vamos a andarnos con rodeos, y vamos a afirmar que su nuevo disco, a editar el 17 de Octubre, pasa directamente al Top 1 de su discografía. Tomando como punto de partida lecciones históricas, fanatismo y religiones, o cine fantástico, los barceloneses han grabado 9 nuevos temas de los que pasamos a hablaros.

El bajo de Xose da el pistoletazo a la introducción de "The upcoming end", en la que podemos escuchar la voz del líder de la secta american Heaven's Gate, Marshall Applewithe. Tras los primeros segundos, el death metal old school se adueña de tus altavoces. Los growls de Titopsy muestran que su garganta es apta para el género, aunque en algunos momentos me suena algo forzada o poco "natural". Por lo demás, buenos trabajos de Juanjo y Juanma a las guitarras, mientras Sergi aporrea sin cesar su kit. La segunda "When body melts", presentada en su día como lyric-video, deja mejor sabor de boca. Su ritmo trepidante y ese duelo de hachas en los solos, que sin ser un desmadre técnico cumple eficientemente, dotan de más empaque a este corte. "Devil's food (The sacred flesh)" empieza con un trepidante ataque de batería y guitarra, y desempolva tus canales auditivos con un despliegue de riffs asesinos, a los que no faltan cambios de ritmo machacones para mover tu cabeza. "Chaosmakers" arranca de manera desquiciante, y tras una lineas de bajo, estalla de forma inexorable. Sergi destroza su batería y acto seguido las guitarras toman los flancos lanzando solos y riffs matadores. Como curiosidad, puntualizar que pese a su brutal enfoque, su temática es de tintes ecologistas. Unos cuervos y unos aullidos de lobo nos acechan en "The forsaken wolf children", que narra la triste historia de los hijos de soldados, que huérfanos, se veían obligados a deambular por un país hostil como animales salvajes. Tras el inquietante inicio, podemos apreciar la congoja de la historia en cada nota.

"Madness in a merciless mind" es un despiadado corte de death metal, a una velocidad endiablada, aunque incorpora algunos tempos más propios del death n'roll en algunos momentos. El lento inicio de "Rituals in the cenotaph" nos pone en alerta, todo un homenaje a sus adminrados Bolt Thrower, tanto en ritmos como en referencias letrísticas. Se dejan de florituras y medias tintas con "Enforcer state", una oda contra la posesión de armas que queda patente con la furia y rabia con la que su vocalista plasma sus versos. La última "Blood mass killing", empieza con un piano que descoloca. Es una de las más diferenciables estilísticamente, ya que deja de lado la velocidad, para centrarse más en los ritmos percutores con riffs más pesados y una batería más centrada en marcar el ritmo. Narra una de las peores masacres de las que se tiene constancia en Catalunya, acontecida en un pueblo de Tarragona hace casi 100 años.

Sin poder destacar una pista sobre otras, hay que decir que el álbum cumple en su afán de recuperar ese sonido de los años 90, y como muestra de la evolución de la banda. Tal vez no consiga destacar en demasía por encima de otros lanzamientos del género pero su reproducción es obligatoria si eres amante del death metal más purista.