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Ya tenemos aquí la nueva entrega de la banda sueca de punk-hard rock metalizado. Parece que a todo el mundo le cuesta sacar discos con asiduidad últimamente, ya que su anterior álbum "Stand up, forward, march!" fué editado hace ya más de 5 años. Algunas cosas han pasado, y otras se mantienen. Martin Sweet (Crashdïet), quién se encargaba del bajo en su anterior trabajo, ha dejado su puesto del que ahora se encarga Freddan Hiitomaa, para encarar la nueva etapa de su banda madre. El sonido que consiguen no descarrila mucho de lo que venían ofreciendo, y la producción es cristalina, no en vano ha corrido a cargo de Jona Tee, teclista de H.E.A.T. y Erik Grönwall se encarga de echarles una mano en algunas tareas.

El disco arranca a cañonazo limpio con el guitarrero y macarra "Bring out the dead". Rápidamente te vendrá a la mente Hardcore Superstar, tanto por esas guitarras duras que aportan un extra de potencia, como por esa forma de cantar de Jamie Anderson (empeñado en llevar sus cuerdas vocales en muchas ocasiones, y que a veces parece que se le vayan a romper...). La sombra de Crashdïet también planea sobre los suecos, sobretodo a la hora de encarar los estribillos. Dejando ya de lado las referencias, el tema es festivo y carne de directo, con unos coros de esos de todos a una. "Vengeance ignited", a parte de dar nombre al trabajo, es otro temazo guitarrero y contundente, con otro estribillo memorable y muy melódico. Como un avión militar que surca los cielos y deja caer una bomba empieza la más oscura "Spitfire", un tema muy metálico, con mucha potencia y un estribillo muy punk. Uno de los temas más rápidos, con un gran trabajo a las guitarras en su parte final. Buena dosis de melodía en "Scream for pleasure", donde la secció rítmica de Freddan y Cari Crow llevan gran parte del peso en uno de los temas más accesibles o radiables del disco. Su estética va acorde a una actitud como la de "Psycho Thrilling", oscura y amenazadora, en la que podría ser una composición a lo Rob Zombie, más desnuda electrónicamente que las del icono del terror.

Pesadez extrema en "Primal rage", donde un gran riff y unas afinaciones crujientes te harán mover la cabeza arriba y abajo. Un tema casi industrial con mucha pegada y contundencia. Vuelta a su lado más punk con la genial "Die with a smile", muy gamberra y divertida. En la misma línea sigue "Walk with me", con muchos guiños a Wednesday 13 y Murderdolls. "Whispering winds" es una balada muy melancólica con un piano muy presente y una subida de intensidad en su parte final, aunque quizá la voz de Anderson no sea la mejor para afrontar temas de este tipo, por lo menos en la parte más reposada. El último viaje llega con "One last ride", absolutamente fiestera para dejarte con ganas de volverle a dar al play. Sinuosa y desafiante, sus melodías te engancharan sin duda, y aceptarás de buen grado esta última propuesta.

No deberías dejarlo pasar si disfrutas de alguna de las bandas que hemos mencionado anteriormente. Es un disco muy entretenido y que ofrece muchas cosas. Las guitarras llevan la voz cantante en todos los temas con unos riffs de altura, y el banda rinde a gran nivel. Uno de sus discos que más he disfrutado, sinó directamente, el que más.