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Un año más. la pintoresa y humilde villa de Torreilles, en el sur de Francia, volvía a erigirse orgullosa, como capital europea del Heavy Metal tradicional más underground, por octavo año. Sin ánimo de que esto suene peyorativo, porque los que allí nos reunimos año tras año, le tenemos una estima y un cariño especial a este festival, y organizamos la vuelta al mismo con 364 días de antelación.

Así pues, tras el viaje de rigor (poco más de 2h desde Barcelona), y una fugaz visita a los que serán nuestros aposentos nocturnos, nos dirijimos al recinto. Un parking más concurrido que en mi anterior visita, para las horas que eran, nos hacía presagiar una buena asistencia desde primera hora. Aunque el sol brillaba, no calentaba tanto como en otras ocasiones, y corría un viento que hasta en algunos momentos llegó a ser molesto, y las temperaturas bajaría en picado cuando desapareciera el astro rey. Una vez dentro y tras una rápida inspección en la que comprobamos que todo, y lo mismo, seguía en su sitio, tuvimos tiempo de echar una primera ojeada al merchandising, con unos precios más que correctos y asequibles, y degustar unas primeras cervezas (que dicho sea de paso, no fueron del todo de mi agrado...). Primeros encuentros con amigos y conocidos, hicieron más amena hasta la primera actuación, que no tardaría en llegar.

Dunwich Ritual, locales, jugaban en casa y eso les daba un plus de confianza al contar con el beneplácito del público francés. Una joven banda, con tan sólo un disco en su haber, a los que se les notaba la falta de tablas, pero a las que sobrepusieron con su entusiasmo. Desde el backstage les observaban los siguientes, los también franceses Meurtrières, con quienes hubo gestos de complicidad y algunas risas. Repasando algunos de sus temas, no podemos decir que lo pusieran ilusión, y fueron capaces de enganchar al espectador con su propuesta.

 

Tras su actuación, desde Lyon, llegaban los mencionados Meurtrières, que no sin algunos problemas de sonido en el mismo inicio de su show, siguieron la estela marcada por sus compatriotas. También cuenta con un sólo disco en su trayectoria, pero se les vió con más confianza. Presentaron temas como “Rubicon”, “Alienor” o “Alma mater”, aunque su repertorio era escaso y tal vez alguna versión les habría ayudado a completar el tiempo asignado para presentar su set. Aunque no fué así, dejaron buen sabor de boca, y sólo queda seguir su progresión.

La cosa se ponía más profesional con la llegada al escenario de los también franceses Animalize. Al más puro estilo tradicional, con cuero, cadenas y pinchos, la banda asaltaba el festival con un desparpajo ya a otro nivel. Más salvajes y atrevidos que las bandas predecesoras, Animalize ya empezaron a poner patas arriba el recinto, con una música más agresiva y festiva. Cayeron algunos ejemplos como “L’Aigle de la Routec” o “Samourai de l’universe”, que sonaron tremendamente efectivas gracias al empuje y ganas que le ponían. Habrá que seguirles la pista, y ver si tenemos la suerte de ver como las gastan en una sala cerrada, porque puede ser un despiporre.

Tras ellos, era el turno de Phantom Spell, que sonaron ciertamente bien. Aunque también cuentan con sólo un disco en el mercado, el hecho de que sus integrantes tengan previas experiencias, les da un grado de seguridad y savoir faire, que les otorga un gancho extra a sus composiciones. “Dragon’s Dream”, “Palantiri” o “Black Spire Curse”, fueron algunos de los temas que cayeron para alegría del público, que recibión con entusiasmo su concierto.

 

Los que salieron a morder, fueron los suecos Tyrann. Con una formación que incluye a ex-miembros de bandas como Enforcer o Tribulation, la calidad está asegurada. Cayeron temas como “Face The Tyrant”, “Transsylvanien” o “Don’t Make Fashion of our Heavy Metal Passion”, que aunque en su mayoría están escritas en sueco, la gente se esforzaba en seguir, a lo que ayudaba la inclusión de algunos pasajes en inglés. Una buena descarga de Heavy Metal pegadizo.

Aprovechando el entusiasmo que habían despertado los suecos en los presentes, los japoneses Blaze no desaprovecharon el tener a la audencia al dente para acabar de cocernos con su música. Son de esas bandas que sólo puedes ver en esta festival, porque rara vez pisarán tu ciudad, así que no desperdiciamos la ocasión. Con una actitud matadora, desgranaron temas de su discografia a ritmo de Hard and Heavy, con un excelente guitarrista y un vocalista con mucha presencia escénica. Como muestra, ahí quedan temazos como la inicial “Fool’s Mate”, o las finales “See the Light”, “Underground Heroes” y “Place in the sun”. Caramelitos como este, siempre!

 

Empezaba a caer la noche, y tras un día en el que el viento no dejó de azotarnos y levantar polvo, empezaron a caer las temperaturas, como no había sufrido en ninguna otra edición. Por suerte, desconfiado de mi, esta vez me traje sudadera, aunque no me habría sobrado alguna otra prenda...

El cartel llegaba a su punto álgido para presentar a los tres grupos más relevantes. Y eso que tras la caída por enésima vez de Fifth Angel (de verdad, que se lo hagan mirar), lo cuál supuso una desilusión en su momento, nos pareció que el nivel general había bajado algunos enteros con la incorporación de Demon (aunque luego nos demostrarían que no era así). Los primeros en empezar la tanda de cierre fueron los británicos Satan, unas leyendas de la NWOBHM. Si bien es cierto que se hacen mayores, como todos nosotros, su líder sigue conservando una potente voz. Las twin-guitars características del estilo, harían acto de presencia a ritmo de “Trial by Fire”, "Twenty Twenty Five”, “Into The Mouth of Eternity” o “Blades of Steel”. Del que sonarían bien pocas, tan sólo una, fué del disco que acababan de editar el día anterior. Hasta el momento, unos de los candidatos a triufadores del festival...aunque este todavía no había terminado.

 

Ya iba quedando menos para finalizar otra edición de este gran "pequeño" festival, aunque todavía quedaba tiempo para disfrutar de dos grandes bandas, y porque no, tomar alguna cerveza más (por si habían caído pocas hasta ahora). Demon tenían el doble trabajo de convencer a aquellos que querían haber visto a Fifth Angel en su lugar (entre los que me incluyo, no nos vamos a engañar), y trataron de hacerlo repasando toda su discografía. Aunque de su formación original tan sólo queda el vocalista Dave Hill, sus actuales compañeros hicieron lo posible por respetar el legado de la banda. Sonarían “Night of the Demon”, “Into the Nightmare”, “Hurricane”, los más nuevos “The Plague” y “Nowhere to run”, “Liar”. Sin querer desprestigiar en absoluto su trabajo, tengo que reconocer que no consiguieron engancharme, y eso que veníamos todos engorilados tras la descarga de Satan, pero es que esos ecos por momentos de Deep Purple, acababan por desconectarme del todo de la presentación. Tan sólo "Don't break the circle" (versionada en su día por unos tales Blind Guardian) consiguió distraerme durante unos minutos del ensimismamiento en el que me estaba sumiendo.

 

Ahora si que llegábamos al final, tras una larga jornada, con los norteamericanos Warlord. Los más longevos Philip Bynoe y el gran Mark Zonder (único miembro original), venían acompañados del vocalista Giles Lavery y los guitarristas Diego Pires y Eric Juris. Dejaron las cosas claras de buen inicio atacando con “Lucifer’s Hummer” e "Invaders", poniendo al público pletórico, conscientes de lo que estaban viendo. Si bien el cansancio hacía mella, el saber que estás ante la última actuación del día, te permite sacar fuerzas de flaqueza para poder disfrutar del show en todo tu esplendor. Tampoco faltarían latigazos como “Deliver us from Evil” o "Child of The Damned”, que reservaron para el bis final. Esté donde esté, el fallecido guitarrista William J Tsamis pueden sentirse seguro y orgulloso de su banda.

Un año más, plena sastisfacción con la jornada, y ya preparando la siguiente visita al año próximo. Al final, el cartel que presente es una simple excusa para venir a disfrutar a un sitio que ya se ha convertido en tradición, y en el que sabes que lo pasarás bien y disfrutarás toque quien toque.