MOLCHAT DOMA entraron en el escenario flotando con una intro que ya sabíamos lo que iba ocurrir y llevarnos a un éxtasis continuo pero en una espiral lineal que abusan incluso hasta pecan, pero la fórmula les funciona perfectamente en el presente y quizás en un futuro lo solventan con otra estructura un poco más dinámica.
La fórmula es simple, música ochentera con fragancias de post-punk, synthpop y new wave con secuencias programadas para asistirlas con guitarras frías y afiladas con una línea de bajo que incita al baile desalineado continuamente, y con esto no tiene mucha importancia el idioma que se canten las canciones , a mí sinceramente no es molestia, aunque puedo decir que el dramatismo de algunos temas el Bielorruso le quedaba como un guante.
Una sala entrega desde el primer tema donde la hegemonía dance era palpable y a la vez apetecía, aunque a veces ciertos temas daban más a la reflexión y relajación. Una harmonía musical impulsada por la composición de los temas donde las guitarras eran las protagonistas adquiriendo una atmósfera psicodélica bien atenonizada por el juego de luces un cantante dando rienda suelta a bailes casi hipnóticos y acobarticos.
Pero todo se rompió cuando los últimas notas de su éxito "Sudno" donde todo el mundo fue partícipe y feliz de estar en ese momento en el Apolo.
En momentos del show podrás apreciar ciertas semejanzas de artistas consagrados del género, Depeche Mode, Joy Division, New Order, Kraftwerk o incluso Devo para dar un ejemplo, pero no es para señalar y ser culpables de plagio, sino al contrario de aplaudir por su valor a lucir el sonido de sus influencias como matriz para generar una canción y composición con un sello identificable y a la vez propio, sino decirme como lo hacen los demás.
Veis, si acabas los Lunes con un buen concierto no son tan malos.
