He aquí un ejemplo de como un mal momento puede pasar factura al lanzamiento de un disco. Afortunadamente para Metator, Blood Fire Death ha decidido relanzar el álbum para darle el protagonismo que merece. La banda se formó originalmente en 1998, bajo el nombre que da título a este primer disco, pero fué en 2015 que cambiaron su nombre a Metator. Al cambio de nombre le acompañaron un par de demos, y más tarde este disco debut que nos ocupa, auto-editado en un primer momento, y al que ahora le espera una segunda vida. Id dándole un repaso a vuestro matadero particular, porque la tormenta que se viene, es bastante violenta.
La intro "Sound of dark matter" transmite una sensación de angustia e incerteza frente a lo que está por acontecer. Y lo que acontece es un estallido inmediato de brutal death bajo el nombre de "Akocedakor". Lo primero a destacar son los cavernosos growls de Ructator Kavernas y la aplastante batería de Samily Jons, que destroza los parches a base de bien, mientras Monkey Monolith somete a las cuerdas de su guitarra a un castigo interminable digno de la Inquisición. A este primer tormento le sigue "The unexpected beauty of deformity", donde los incesantes alaridos de su vocalista se funden en cambios de ritmo aplastantes, incluyendo incluso un pequeño interludio acústico. "Suprema agonía" no podría haber tenido mejor título, porque la sensación de asfixia es total, incluso en aquellos momentos en los que la velocidad no predomina, aumentando la sensación de opresión. "Kea" empieza algo más melódica, pero acaba siendo una de las más destructivas, con una absoluta vorágine despiadada de violencia musical. A destacar la colaboración de Karla Laredo con unos versos en vasco, aproximadamente a medio tema, que le dan un toque extra de grandilocuencia.
Una especie de canto gregoriano da inicio a "I la foscor li va cobrir els ulls" (mera anécdota que el título esté en catalán...), que es puro metal extremo llevado al límite. Los riffs de guitarra se suceden, tras incontables e infinitos golpes de batería. Hay momentos más reposados, pero el embite es constante. Se agradece el trascendental inicio de "Reencarnado en tormenta", que sirve para coger aire brevemente, antes de que las guitarras vuelvan a dibujar escalas imposibles a gran velocidad. Es probable que el poco aliento que hayáis podido coger hasta ahora, acabe de exhalarse con "Kannabykon", una pista dura y potente que te oprime el pecho con las, ahora más presentes, voces de Ructator. Aunque es en pistas como esta, en las que podemos ver que Metator no son sólo velocidad y bilis, ya que alguno de los cambios de ritmo que proponen, muestran otras facetas de la banda. "Cabalgando los torbellinos" es un tema aplastante, como no podía ser de otra manera, ya que los ritmos martilleantes e incesantes no dan tregua a lo largo de toda la pista. "Fraktalizer" rompe ligeramente con el esquema pre-establecido hasta ahora, y muestra una cara ligeramente más trashy, que no habíamos podido escuchar hasta ahora. Para cerrar, una versión del "Bomber" de Motorhead, con varias colaboraciones que le dan un aire más fresco.
Esperemos que este renacimiento de la obra de Metator, les dé una segunda oportunidad para recabar algo más de reconocimiento. "Akocedakor" es la muestra de que aquí también se hacen brutalidades al nivel de bandas punteras del género. Por poner algún pero, puede costar un poco escuchar el disco del tirón si no tienes el oído entrenado y tus tímpanos toleran según que frecuencias. Sin embargo, hay que hacer mención al despliegue técnico necesario para interpretar estos temas, y Metator los tienen. Si eres amante del extremo, y seguidor de bandas como Krisiun, Belphegor o Cryptosy, dales un oportunidad como han hecho desde Blood Fire Death.
Alex A.
PCDM.
Die-hard fan de Metallica. Degustador de todos los estilos, aunque con criterio.
Fiel seguidor de la saga Star Wars y de las aventuras de Son Goku.