FESTIVALES

Pasada ya la época dura de festivales, llega el momento de hacer balance (o quizás no, pero nosotros lo vamos a hacer). En apenas 3 semanas hemos tenido (y los que quedan por celebrarse...) por Europa Hellfest, Graspop, Resurrection, Rock Imperium, Barcelona Rock Fest, Copenhell, Metal Fest, Rock Am Ring, Download, Azkena...y si nos vamos a otras categorías musicales podemos añadir Mad Cool, Cruilla, Sonar, Primavera Sound e infinidad más.

Habiendo tenido tiempo para recuperarnos (mentira, todavía estamos pagando las secuelas) vamos a poner frente a frente a dos de los festivales más importantes a los que hemos asistido en los últimos días. Tal vez no sea justo o equitativo comparar a un grande y establecido festival como Graspop Metal Meeting, que este año celebraba su 25º Aniversario, con Barcelona Rock Fest, que apenas va por su séptima edición. No, realmente no es nada justo, pero como hay gente que sigue empeñada en venderlo como uno de los máximos representantes en lo que a festivales europeos de Rock y Metal se refiere, vamos a tomarnos la licencia.

Ubicación

Empezando por su ubicación, el festival belga se celebra en una pequeña localidad llamada Dessel, rodeada de verdes prados, y con una oferta pírrica o casi nula en lo que a alojamiento se refiere. Apuestan entonces (pasando por caja esta vez, para acabar de exprimir al asistente con la excusa de la ecología) por unas zonas de acampada, relativamente próximas al recinto. Si, como nosotros, deséais darle un reposo premium a vuestros maltrechos, viejos y descuidados cuerpos, ya tenemos que buscar en un radio de mínimo 30km para encontrar algo justo en lo que a calidad-precio se refiere. Por su lado, Barcelona Rock Fest suprimió en anteriores ediciones la zona de acampada, alegando su urbanita zona de celebración, con una oferta de alojamiento más que sobrada. Lo que no parecen contemplar los organizadores, es que en Barcelona y alrededores, los depredadores capitalistas controlan cada uno de los eventos que se celebran en la ciudad, y alojarse en según que fechas en la ciudad, puede salir por un ojo de la cara. Por lo que, si se quiere pagar un precio relativamente justo, también hay que ampliar bastante el radio de búsqueda.

Accesos

Por otro lado está el acceso al recinto. En el caso de Graspop, si no te alojas en las acampadas, vas a necesitar un vehículo propio si o si. Es cierto que existen lanzaderas desde algunos puntos concretos, y aunque llegar puede ser relativamente sencillo, al finalizar cada jornada, volver a su alojamiento puede ser una total odísea. Nunca nos hemos visto en la situación, porque nosotros solemos ir a los burgués, pero los comentarios de los que sí hacen uso de esos servicios, no soy muy halagüenos. Por su lado, Rock Fest está relativamente bien comunicado, pero celebrar un día de festival en una jornada en la que el horario del metro termina antes que tus conciertos, es hasta cierto punto, mear contra el viento. El primer dia de Rock Fest, volver a casa fué toda una aventura. La cola de taxis era infinita, y aunque también había buses lanzadera que hacían 4 paradas estratégicas en distintos puntos de la ciudad, mucha suerte tenías que tener para que te dejaran en la puerta y no tuvieras que hacer uso de otro transporte. Nosotros por suerte, tiramos de picaresca (para algo somos autóctonos) y tuvimos suerte encontrando transporte rápidamente. Respecto al resto de días, nada que objetar. Volver a casa en un trayecto de 20 minutos en metro, en la misma puerta del festival, es un lujo que no podemos pasar por alto. Menos el último día que la gente ya estaba reventada y después de Kiss la salida fué en masa, el resto de días la salida fué bastante escalonada y se podía uno subir al metro sin demasiadas incomodidades.

Servicios

Si hay algo tan o más importante que el acceso, el alojamiento, o incluso el cartel, son los servicios que te van a ofrecer en un sitio en el que te vas a tirar más del 70% de las horas de cada jornada de los próximos 3 o 4 días. Comida, bebida, sanitarios, comodidades esenciales y otras menos esenciales, pero que también se agradecen. Todo lo que sirva para hacer tu estancia en el recinto más llevadera, es de agradecer. Y este es uno de los aspectos en los que Barcelona Rock Fest palidece ante el festival belga. Si bien en Graspop todo está pensado para monetizar tus horas ahí, la diversidad de oferta y la cercanía desde cualquier punto en el que te encuentres, hace de tu estancia un paseo. 0 colas para todo. Empezando por la máquinas de tokens, en las que cambias tu dinero por fichas en las que pagar en el festival (tampoco es ningún drama que luego no haya devolución de las sobras, sólo hay que saber organizarse mínimamente), a pedir una cerveza (tenían unas máquinas que servían los vasos de 12 en 12...flipamos), o algo de comida, cualquier trámite era cuestión de 10 segundos. Había multitud de stands por todas partes, repetidos incluso, para que no tuvieras que ir desde tu ubicación hasta la otra punta del recinto porque te apetecía la comida X, pues esa comida X la preparaban en 5 o 6 lugares distintos repartidos por todo el recinto. Y así con todo. Mención a parte el estado de los sanitarios. Se podía comer sopa! A parte de haber más de un sector de sanitarios, cada vez que salía alguien de un urinario, entraba un empleado a darle un baldeo rápido y a reponer lo que hiciera falta. Asistir a un Graspop es extenuante, pero te tratan como un rey. A parte de los típicos stands de comida y bebida, tenías hasta 3 cafés donde podías comer, beber y tener música en directo (y a la sombra!). También hay que mencionar los divertimentos extras, como stands donde participar en sorteos, el extenso "Metal Markt" o incluso la noria. Además, gran parte de la zona frente a los escenarios principales, disponían de una tarima de plástico antideslizante, que evitaba el levantamiento de polvo, la formación de barro y demás. Las carpas también disponían de suelo de madera (ejem...) y si había algún desperfecto como pudimos ver en alguna ocasión, el mantenimiento del festival aprovechaba las pausas entre actuaciones para repararlo. Barcelona Rock Fest este año, ha caído enteros en este aspecto este año. Seguramente llevados por el ansía de ahorro económico, el festival barcelonés ha optado por recortar comodidades a los asistentes (algo que me parece un error flagrante) para ahorrarse algunos euros. El césped artificial que pusieron, reciclado de algún campo de fútbol local, era de chiste y hasta peligroso (porque los distintos retales no estaban unidos, si no que se levantaban del suelo). Había más polvo en ese césped, que en la mesa de Tony Montana. Los stands de comida se podían contar con los dedos de una mano (y a parte de la poca oferta, nula oferta para intolerantes), y las barras de bebida eran un despropósito. Colas kilométricas donde podías pasarte un buen rato para salir con algo que beber. La carpa no tenía "suelo", y nos hizo gracia que hicieran tanto hincapié en quitar el tapón de la botella de agua (manda huevos...) y pudieras conseguir unos pedruscos del tamaño de mi puño en dicha ubicación. Quizás les habría salido más a cuenta ahorrarse el montar la barra junto a la carpa, ya que si estuvo abierta 3 horas en todo el festival, ya fué demasiado. La falta de personal era más que evidente y desesperante. También notamos este año la falta de clásicos como el arco refrescante pulverizador, el tren de la bruja, los pulverizadores en las barras, un mercadillo algo más atractivo y con stands de renombre...bastante denigrante para el asistente este año este aspecto organizativo del festival.

Y hasta aquí la primera parte, si habéis conseguido llegar hasta aquí, ya debéis haber tenido suficiente por un día, así que os daré un descanso hasta el próximo artículo, en el que seguiremos confrontando los aspectos principales de estos dos festivales.