Vamos con lo nuevo de Kvelertak, su cuarto disco. Antes de entrar en materia quiero recordar varias cosas, como que este disco es el primero grabado con su nuevo vocalista Ivar Nikolaisen, después de tener que pasar por el duro percance que el grandísimo Erlend Hjelvik decidiera dejar el grupo a mediados del 2018, con los dolores de cabeza que esto pudo provocar a la banda. Este percance por mi parte está más que superado, ya que encuentro que su nuevo vocalista, sin tener el mismo carisma que su predecesor, solventa la papeleta con gran maestría, incluso aportando nuevos registros a la banda, y porque no decirlo, grabando un disco que para mí gusto teniéndole un gran cariño a esta banda supera su lineal y predecible anterior disco Nattesferd.

Entrando en materia queda claro que Kvelertak a estas alturas va ser difícil que se puedan reinventar ya que como bien se puede apreciar en este disco, el grupo sigue su estela de mezclar Hard Rock con pinceladas de punk y destellos de Black Metal, cosa que a mí me encanta, y con estas requisas nos encontramos con temas como la cantada en inglés por primera vez ‘Crack Of Doom’ (con la colaboración de Troy Sanders de Mastodon), ‘Necrosoft’ o ‘Discord’ donde la banda tira de influencias del hard rock de los 90, pero a su lado encontramos cortes como ‘Tevling’, con una deriva mucho mas punk, o temas como ‘Bråtebrann’ o ‘Fanden Ta Dette Hull!’ donde la banda combina perfectamente lo incorrecto y violento con lo correcto y la finura.

No podemos olvidarnos de los temas matraqueros donde la banda saca su lado más black metal con temas que desatan la locura como ‘Delirium Tremens’ y ‘Ved bredden Av Nihil’. El resultado final es un disco más que correcto que no entra a la primera, pero que si le das varias escuchas, sin duda acaba entrando muchísimo mejor que su predecesor. Ahora solo falta volver a tenerlos en directo en nuestras ciudades cuando toda esta locura del confinamiento acabe.