Menudo nivel de agresión son capaces de ofrecer Hellripper. Y digo son, porque los trato como banda, pero en realidad todo lo que suena en este nuevo disco, como ya lo hizo en el anterior, es grabado en su totalidad por una persona. James McBain es el único integrante de esta banda escocesa, que ya publicó un disco con anterioridad en el 2014, titulado "Coagulating darkness". Su propuesta sigue siendo firme, practican un Heavy muy acelerado, en la frontera del Thrash, con voces y algunos riffs de puro Black Metal, incluso por momentos puede parecer una banda de rock n'roll con voces del averno. No os recomiendo en absoluto escucharlo si vais por autopista, pues su endiablada velocidad y addicción os puede hacer llegar a casa alguna foto no deseada. No he podido parar de mover las piernas al ritmo de las baterías, simples pero efectivas, durante toda la reproducción.

La increible variedad que ofrecen sus composiciones, con multitud de riffs de puro Speed, contrastan con solos a lo Maiden y ritmos que recuerdan a Motorhead en una noche de puro desfase. Podéis haceros una idea escuchando temas como "Savage blasphemy" o "Specters of the Blood Moon Sabbath". Pero no todo es velocidad endiablada, aunque todo sí es demoníaco. "The Hanging Tree" se acerca más a la vertiente oscura de su peculiar visión del metal, y suena más pesada. La suciedad y furia de "Vampire's Grave", las armonías de "Blood Orgy Of The She-Devils", la tormenta abrasadora de "Beyond The Convent Walls" con raíces en unos primitivos Bolt Thrower o Kreator,

El disco se acaba en un suspiro, pues apenas llega a los 30 minutos, pero es apenas media hora de puro frenesí y perversión instrumental comandadas por la voz áspera de McBain. Andaos con ojo, porque os hemos avisado...engancha, y mucho! A mi, ya me han conquistado.