Cuando desde Z! Live se anunció la primera fecha de esta gira de los reunidos y renovados Helloween, las entradas se agotaron en escasos días. El idilio que este país ha tenido con la banda germana ha sido constante durante toda su carrera y ello "obligó" a que se planteara una segunda fecha en el mismo recinto, La Cubierta de Leganés, al día siguiente. Los fans no madrileños exclusivamente sino venidos de todos los rincones del país (y también bastante extranjero decidido a pasar un fin de semana de ensueño siguiendo a su banda favorita en una ciudad como Madrid), continuaron agotando el tiquetaje para ésta segunda fecha que es la que os vamos a reseñar. No se llegó en este domingo al lleno total pero el aspecto que presentaba el recinto era inmejorable.
Como inmejorables eran también las ganas , la actitud y la expectación del personal ante el show de Helloween. Tanto los que no pudimos acudir la primera noche como aquellos que seguro hacían doblete, poblabamos la pista y la grada de La Cubierta desde hora bien temprana en la que se formaron largas colas para acceder. Eso sí, también tengo que reconocer la labor de la organización, porque al menos en mi caso la cosa iba bastante rápida y al final por muy larga que pareciera la cola en un principio el acceso fue sencillo y bastante rápido. Gracias a esa diligencia lográbamos situarnos en un sitio privilegiado en la grada (aquí no eran numeradas como en otros grandes recintos de la capital) y nos disponíamos a una espera que parecía eterna pero que en el fondo no lo fue tanto.
Los finlandeses Beast In Black fueron los encargados, al igual que en la primera noche, de caldear el ambiente antes de lo mollar del asunto. Y lo consiguieron, por qué no decirlo. No es su estilo mi favorito precisamente, y a los 20 minutos suelo estar cansado y empezando a aburrirme porque me suena todo igual. Pero en este caso debo reconocer que a mí me gustaron. Tampoco me volvieron loco, pero para haberles escuchado solamente por encima y no haberlos visto nunca, la experiencia fue correcta y aprovecharon la hora de la que disponían de buena manera, con actitud y elevando los ánimos del personal, si es que hacía falta hacerlo. Que tengo la impresión de que nos ponen a Andy y Lucas antes de Helloween y hubiera sido lo mismo porque allí estábamos para lo que estábamos.
Con tres discos en su haber y apuntito de sacar el cuarto que vendrá acompañado de su correspondiente gira ya anunciada para finales de 2026 y que cuenta con varias fechas nacionales, los fineses Beast In Black tocaron un repertorio de doce temas en los que repasaron su trayectoria. Sonaron temas como la inicial "Power of the Beast" y entre otros interpretaron "Highway to Mars", "Born Again", "Unlimited Sin", "Dark New World", "One Night in Tokyo" o el final celebrado y coreado "No Surrender". Con su vocalista Yannis Papadopoulos al mando de las operaciones, siempre estuvo bien secundado tanto por el dúo guitarrero que conforman Daniel Freyberg y Anton Kabanen, como por la base rítmica de Mate Molnar al bajo y un más que eficiente Atte Palokangas a la batería. Cumplieron su labor aunque es imprescindible decir, porque si no estaríamos faltando a la realidad, que con la cantidad de efectos, voces, teclados, etc. que llevaban pregrabados, había momentos en los que uno ya no sabía si aquello era directo o un Mini Vanilli en toda regla. Quizás para próximas ocasiones deberían cuidar eso un poco más. ¿Pero quién demonios soy yo para decirle a la banda lo que debe o no hacer?. Eso es responsabilidad únicamente suya.
Para que nadie se confunda he de dejar por escrito y antes de empezar con Helloween que voy a tratar de ser todo lo imparcial que pueda pero que al mismo tiempo es más que probable que no tarde más de párrafo y medio en saltar la objetividad por los aires. El sueño de mi vida siempre fue ver a Helloween con Michael Kiske. Helloween fueron fundamentales en la segunda mitad de los años '80 para mi crecimiento musical. Sus dos "Keepers" eran la banda sonora de esos años. Coleccionaba discos, revistas, cualquier cosa en la que apareciera una calabaza. En realidad ese sueño ya se hizo realidad en 1988 en el añorado Monsters of Rock donde actuaron junto a Manzano, Anthrax e Iron Maiden. Tengo recuerdos fugaces de aquel día y sé que disfruté muchísimo de todos los grupos pero había un impedimento todavía mayor y que tiene que ver con mi enfermedad crónica incurable. Aquel era el día que iba a ver a Metallica por primera vez en mi vida y ese era el único objetivo personal de esa jornada. Por ello todos los recuerdos que se agolpan en mi memoria son de los de San Francisco.
Cuando hace unos años se anunció la vuelta de Kiske y Kai Hansen a la formación fue un boom en mi cabeza, pero precisamente ésta me estaba jugando malos momentos en otro sentido que me mantuvieron lejos de los directos varios años por lo que me fue imposible ver las dos anteriores presentaciones de la ya reunida banda. Por todo ello, lo del domingo pasado en Leganés era para mí como encontrar el arca perdida. Ver a Helloween con la enorme formación que son ahora y poder ya morirme agusto. Aquí es cuando se rompe la imparcialidad en mil pedazos y puedo afirmar y afirmo que ya me puedo morir en paz. Qué absoluta salvajada de concierto, espectáculo, sonido (al menos desde mi posición), comunión banda/público, conexión entre los miembros de la banda y una sonrisa permanente en las caras tanto de la audiencia como de los actores de la función durante las dos horas y media que duró un espectáculo que no se me va a olvidar jamás por los siglos de los siglos.
Bajo la etiqueta del 40 aniversario de la formación de la banda y la presentación de su reciente pubicación "Giants and Monsters" (uno de los discos del año en mi sencillo parecer), Helloween auguraban un concierto / espectáculo apoteósico y vaya si lo fue. Dieron comienzo a su actuación con "March of Time", "The King for a 1000 Years" y "Future World". Qué decir, tres temas bastaron para echar La Cubierta abajo y tener al respetable de rodillas. Desde el comienzo la alternancia a las voces y la camaradería entre Andi Deris y Michael Kiske resultó apabullante. Continuaron con su primer acercamiento a su último álbum con "This is Tokyo", que al igual que el resto de los temas de dicho disco se integraron en el setlist a la perfección como si llevaran años en su repertorio. "We Burn" y "Twilight of the Gods" dieron paso a la primera incursión en la etapa primigenia del grupo cuando Kai Hansen era aún el vocalista con "Ride The Sky", cuyo estribillo fue coreado a grito pelado por todo el auditorio.
"Into the Sun" y "Universe (Gravity for Hearts)" fueron las siguientes aproximaciones a "Giants and Monsters", tocando "Hey Lord!" entre medias de ambas. "Hell Was Made in Heaven" seguido de un sólo de batería del excelente Dani Löble dieron paso a uno de los momentos memorables del show que todos esperábamos ansiosos. "I Want Out" terminó de destrozar las cuerdas vocales de los allí presentes y la afonía empezaba a hacer estragos y ponerse las botas. Fue entonces cuando Andi Deris y Michael Kiske nos sorprendieron con un trío de temas en acústico que sonaron a intimidad pura con las miles de personas que les acompañábamos. "Pink Bubbles Go Ape", "In the Middle of a Heartbeat" y "A Tale That Wasn´t Right", donde se sumaron los 5 componentes restantes para concluir de manera exitosa esa parte tan peculiar de su repertorio de la noche.
Encarábamos la recta final de un concierto que todos queríamos que fuera eterno. "A Little Is a Little Too Much" fue su último tema perteneciente a su reciente publicación. Volvimos a nuestra juventud con un apoteósico "Heavy Metal (Is the Law)", para terminar con la inmortal "Halloween" (cuyos casi quince minutos de duración pasaron en quince segundos). Tras unos breves instantes de obligatoria pausa volvía la banda al completo para ahora sí que sí terminar nada más y nada menos que con "Eagly Fly Free", "Power" y "Dr. Stein", a la que sumaron al final una breve porción de "Keeper of the Seven Keys". Entre confetis, saludos y ovaciones interminables finalizaba un concierto apoteósico que como mencionaba en el titular de la crónica, nos hizo retornar a nuestra adolescencia a las y los miles de asistentes que estamos en la franja de los 45 a los 55 años de edad.
Las pletóricas voces de Michael Kiske y Andi Deris (con sus referencias al público como siempre en un casi perfecto castellano), el trío de guitarras que combinan a la perfeccción como las piezas de un puzzle de Kai Hansen, Michael Weikath (al que hasta vimos sonreír en bastantes ocasiones para sorpresa de todos) y Sascha Gerstner, amén del omnipresente y simpatiquísimo Markus Grosskopf al bajo y Dani Löble a los tambores conforman un septeto de músicos tan coordinados que es imposible mejorar una noche como la que vivimos el pasado domingo. Obviamente Helloween cuenta con una ristra de temazos que hacen difícil la selección de un setlist, pero aunque muchos hubiéramos cambiado tal tema por tal otro, la elección final del combo es imposible de criticar. Gracias a los siete por hacer de ese día el mejor posible para finalizar una semana y por devolvernos durante dos horas y media a sentirnos los casi niños que éramos aún cuando empezamos a escucharles.
Os dejamos con algunos vídeos del show.
Texto y Vídeos: Jorge Iván Delgado López
Fotos de ambas bandas: Extraídas de sus Redes Sociales
Helloween – «Future World»
Helloween – «Halloween»
Helloween – «Dr. Stein / Keeper of the Seven Keys»
Jorge D.
Mi hobby es ser un juntaletras de pacotilla.
Metallibán de profesión. En cinco minutos te convenzo de que Metallica desde 1996 son igual o mejores que antes de esa fecha.
Éxito garantizado. No devuelvo el dinero porque lo hago gratis y de buen gusto para que Satán te acoja con sus brazos abiertos cuando te toque.
Nunca dejes de reír.
