Lo nuevo de los austríacos Harakiri for the Sky, debería venir con un manual de instrucciones o una etiqueta que dijera "Consumir con moderación". Es largo (llega casi a los 90 minutos), es denso, pero si consigues adentrarte en su mundo, llegarás a un material repleto de detalles y matices altamente adictivo. La inclasificable amalgama de sonidos que atesoran desde que irrumpieron en 2011, nos permite encontrar un montón de particularidades que les hacen únicos en su especie. Black metal, post rock, alternativo...todo tiene su lugar en su aventura meláncolica, odiosa y rabiosa, y dichos elementos les profieren una respetada posición en la escena. Ejemplo de ello son las colaboraciones que vuelven a aparecer en este nuevo álbum. Compañeros de Alcest, Gaerea, Septicflesh...prestan sus colaboraciones a este universo sonoro irrepetible.

Es sorprendente la imaginación de estos chicos, que puede llegar a cautivar al oyente con poderío y elegancia. Hay algo mágico en su propuesta, ya que no parece al alcance de muchos entregar un trabajo tan extenso que te hiptonize en su total integridad, pero sus atmósferas, sus melodías y su emoción en ofrecer arte en estado puro, te harán perderte durante un buen rato en toda su imaginería. Ya conocíamos en sobresaliente tema de presentación que abre el disco "I, pallbearer" con su particular y personal salvajismo. Precioso es el arranque de "Sing for the damage we've done", pero rompe con un cambio brutal y crudo, al que aportan melodías épicas y varias intensidades. Es en este tema donde encontraremos las voces del vocalista de Alcest, Neige. La siguiente "Us against December skies" arranca de forma delicada, añadiendo capas de crudeza desgarradora y múltiples giros estilísticos, rizando el rizo hasta el infinito.

Hora de ir cogiendo carrerilla, pues si has conseguido llegar hasta "I'm all about the dusk", el tema más extenso del álbum con casi 12 minutos, sin necesitar un respiro por el sofoco y congoja recibidos, es probable que acabes formando parte de mi grupo y llegues hasta el final del tirón. El espectacular sonido conseguido, hace que composiciones tan enrevesadas e intensas, sean más fáciles de digerir. La versatilidad y variedad de temas como "Three empty words" o "Once upon a winter" te ayudarán a proseguir el viaje. Una experiencia parecida a cruzar las rudas estepas siberianas en un viaje de 30 horas en tren, en el que no dejas de ver parajes naturales de ensueño, agota pero en el fondo no quieres que acabe. "And oceans between us" también fué presentada como adelanto, una composición majestuosa de bella factura, a la que sigue la no menos espeluznante por delicada "Silver needle - Golden dawn", a primera escucha de las más accesibles para oídos poco entrenados. Sutilmente "Time is a ghost" consigue hacerte entrar de nuevo en su enrevesado mundo, capturándote con evocadoras melodías mientras la aplastante batería te va llevando a otro nivel sin que te des cuenta. Un título que ni pintado cierra el disco. "Song to say goodbye", un tema que parece pensado como regalo (al fin y al cabo es una versión de Placebo) para todos aquellos que logren llegar hasta el final. Las dulces melodías a piano, con las graves guitarras y la contundente sección rítmica, despiden este trabajo que consigue dejarte exhausto de agotamiento pero extasiado de placer.

No es un trabajo fácil, ya que su extensión a primera vista puede parece un reto, pero os animamos ferviente a adentraros en él. Si conseguiís hacerlo, es una experiencia realmente inolvidable que os descubrirá nuevos terrenos. Su poderío y complejidad no eclipsan en absoluto su crudeza y visceralidad, llenándonos los oídos de sutileza sonora y grandilocuencia instrumental. Un paso más allá para Harakiri for the Sky.