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Groza y sus esclavos todo un rito de sangre y hielo en el corazón del Estraperlo

Bajo el pálido influjo de lunas llenas invisibles, el Estraperlo (Club del Ritme) se transformó en un desierto negro de almas hambrientas. El jueves 4 de diciembre, el velo entre mundos se rasgó.

Cuatro jinetes del apocalipsis sónico, las nuevas promesas del black metal europeo, descargaron su furia en la etapa ibérica del Nadir Over Europe Tour 2025. No fue solo un concierto; fue un cónclave, una misa negra donde los alaridos fueron oraciones y los riffs, relámpagos divinos que nos purgaron con fuego gelido.

Antikvlt: La penumbra que precede a la tormenta.
La velada no comenzó, sino que emergió de la penumbra. Antikvlt, envueltos en el misterio de sus identidades reservadas, tejieron la primera capa de oscuridad. Su set fue un susurro de lo que vendría, una marea baja que, sin embargo, dejó un regusto metálico en el aire. Un preludio necesario, una quietud cargada de electricidad que calentó la atmósfera de la sala para la inminente catástrofe sónica que nos caería encima.
Nornír: La marea de hielo y locura
Con Nornír, el hielo se rompió. “Vigr” fue la primera grieta, pero “Krigsrop” fue el alud. Un riff afilado como la guadaña del invierno, una fechoría que taladraba la cordura.
Lethian, la frontwoman, no cantaba, evocaba. Sus gritos eran la voz de la locura ancestral, reforzados por movimientos eléctricos y un maquillaje funerario que la convertía en una aparición espectral.
Cada nota de Skuld (2023) era un capítulo de una saga nórdica escrita con bilis y angustia. “Ere the World Falls” nos elevó a un trance donde el pasado y el futuro del black metal colisionaban.
Nornír no es una promesa; es una revelación, una fuerza de la naturaleza muy a tener en cuenta.
The Spirit: El evangelio de la aniquilación
The Spirit no dio tregua. “Against Humanity” fue el primer versículo de su evangelio de la aniquilación. Su sonido era una arquitectura de destrucción total, riffs demoledores que construían catedrales sobre cimientos de oscuridad pura. La batería un metrónomo del caos, la guía a través de territorios distópicos con “Room 10” todo como si fuera una película de terror psicológico.
“Human Repugnant Scum” fue un éxtasis colectivo, una comunión de black metal melódico y destellos death que simbolizan el alma del cuarteto.
El crescendo cósmico de “Illuminate the Night Sky” y “Cosmic Rain and Human Dust” culminó en el momento más impactante y oscuro de la noche: “The Clouds of Damnation”.
Su directo fue una estela ominosa que nos dejó marcados o todos los asistentes.
Groza: El manto de la melancolía anónima
Groza descendió para envolvernos en su manto de melancolía, satanismo y atmósferas opresivas.
Herederos espirituales claramente de los polacos Mgła, su puesta en escena anónima es un agujero negro a la pura miseria humana.
Presentaron su nuevo disco con la precisión de un cirujano y la intensidad de un condenado.
“Soul: Inert” nos deja completamente vacíos por dentro; “Asbet”, un latigazo de furia rabiosa.
Groza no busca comparaciones; exige su lugar. Reafirman su identidad como orfebres de un black metal de nuevo corte musical, con un estilo que es a la vez gélido y abrasador.

La noche en el Estraperlo no fue solo un concierto, fue un recordatorio visceral de que el corazón del black metal sigue latiendo fuerte, oscuro y eternamente joven.