graspop-2023

Tras el ansia viva que nos corría por dentro tras la pandemia, volvíamos un año más a los verdes prados de Dessel, en los que tiene lugar uno de los mejores festivales metaleros a nivel planetario. Lejos del clasicismo de un Wacken, o una reputación del HellFest, Graspop Metal Meeting se mantiene un escalón por debajo a nivel de reclamo, pero me aventuraría a decir que no tiene absolutamente nada que envidiar a los anteriormente mencionados. Si lo que buscáis año tras año, es un cartelón de infarto, hermandad y camaradería, buenas instalaciones y mucha gente, pero sin agobios, deberíais considerar seriamente este festival.

Planificado con meses de antelación, las últimas semanas se estaban volviendo un hervidero de ansiedad por nuestra parte, ya que cada uno tiene sus razones para venir, pero tras el año pasado en el que primaba la liberación de los confinamientos y la reapertura de toda la escena, en este las ganas de disfrutar como antaño, se habían adueñado de nosotros desde hacía semanas.

Tras desplazarnos a nuestro centro de operaciones el dia anterior, para despertar frescos y limpios el dia de inicio de los conciertos, amanecimos con unas ganas inmensas de saciar nuestra sed de festival. Tales eran esas ansias, que por primera vez que yo pueda recordar, llegamos el recinto cuando aún no se habían abierto las vallas de acceso. Recogimos nuestras pulseras (cashless por primera vez, lo que te permitía asociar tu QR con tu entrada y recargar el chip con importes prefijados para consumir bebida y comida en el recinto - también existía la posibilidad de recargar en efectivo la cantidad que se quisiera, aunque para eso, había que sufrir algunas colas) con una velocidad de la que deberían tomar nota ciertos festivales patrios. Apenas 3 minutos tardamos en tener en nuestra muñeca el acceso al Olimpo del Metal. Una vez pasados los controles de acceso (rigurosos, pero no mega-estrictos) hicimos una primera inspección al recinto. Todo parecía seguir en su lugar, excepto algunas mejoras, que afectaban sustancialmente al escenario Jupiler, en el que mejoraron el acceso y el aforo considerablemente, ya que tal y como estaba antaño, provocaba ciertos tapones en la parte más alejada de los escenarios principales.

Una vez recargadas nuestras pulseras, y estrenadas en la primera barra que encontramos para refrescarnos con una primera cerveza, vimos a lo lejos como Anton Kabanen y sus Beast In Black esperaban a que todos aquellos que ya habían entrado en el recinto, se acercaran al escenario principal para presenciar su descarga. Los finlandeses dieron un breve repaso a su discografía, haciendo hincapié en su último disco "Dark connection" y poniendo las pilas  a todos los recién llegados, para todo lo que teníamos por delante. Tras su breve descarga, reducidad por algún tipo de retraso, en el escenario gemelo actuaba Wolfgang Van Halen con su banda. Nos quedamos por pura curiosidad, ya que sus discos no estan mal, y había que aprovechar la oportunidad. Sin embargo, su propuesta no nos acabó de enganchar. En directo tenían un sonido cercano a Alter Bridge con sus propios matices, lo que nos llevó a empezar nuestra andadura hacia el Jupiler Stage para ver a Cancer Bats, haciendo una breve parada en el Marquee para ver lo que quedaba de actuación de unos cañeros Orbit Culture. Cancer Bats lo tuvieron todo en su momento para pegar el pelotazo. Míticas eran sus actuaciones en plena ebullición de su fama, en la Rocksound de Barcelona, pero perdieron mojo por el camino y su efervescencia quedó diluida. Sin embargo, en el festival lo dieron todo, y recordaron aquellos salvajes shows a los que nos tenían acostumbrados.

De vuelta al Marquee, las californianas Butcher Babies tenían preparado un movido show para todos sus fans y curiosos. Para mi es una pena que hayan perdido la frescura de sus dos primeros discos, ya que los experimentos de sus lanzamientos más recientes no me convencen en absoluto. Eso sí, en directo la rubia Heidi Sheperd es un torbellino, y motor de la banda. Carla Harvey se mantiene más discreta, aunque cumple con sus labores de comparsa. Defendieron muchos de sus nuevos singles, pero los mejor recibidos fueron los que pertenecían a un ya lejano "Goliath", como "Magnolia Blv", aunque "Monster's Ball" también tuvo buena respuesta. Volvimos a acercanos al escenario grande para ver a Tom Morello, pero ni el sonido ni la actitud nos enganchó, quedando un show muy descafeinado, que no salvó ni la presencia de Slash ni sus versiones de Rage Against the Machine. No tardamos en darnos media vuelta hacia el Marquee para ver a los todopoderosos Marduk. Los suecos desataron el infierno en la carpa con su despiadado black metal y se fueron triunfantes como los jefazos del género que son.

El primer dia de festival, el sol apretaba de lo lindo, y había que ir refrescandose cada cierto tiempo para poder soportar el sofocante calor, que se hacía más imperante todavía en el interior de las carpas, en las que se acumulaba una humedad importante que te hacía sudar de lo lindo. En el escenario grande, Epica se estaban pegando un gran show, con fogonazos y pirotecnia, que acompañaban a la teatralidad de sus temas. A esta hora de la tarde, los solapes en el cartel ya empezaban a ser importantes, y había que empezar a escoger con el dolor en el corazón. Nos quedamos a ver a Papa Roach y quedó patente que es la banda absoluta de Jacoby Shaddix, pues el resto de integrantes carecen de carisma y personalidad. Por suerte, su frontman es un líder nato y se basta y se sobra para manejar a las masas. Show por todo lo alto, con versión incluida del "Firestarter" de The Prodigy y desmadre descontrolado de bailoteos y crowdsurfing con la llegada de clásicos como "To be loved", "Getting away with murder", "Last resort", "Between angels and insects" o la más nueva "Born for greatness".

Por el camino nos dejamos a Unearth, Agnostic Front, Septicflesh o Evergrey, pero Arch Enemy iban a tomar el escenario hermano y aquello había que presenciarlo. La chica de azul y sus compañeros de banda sabían la capacidad de exposición de ese escenario, y no escamitaron en energía, puesta en escena y entrega. Tras una intro con Motorhead como protagonista, saltaron a escena con "Deceiver, deceiver", seguidos por los ya clásicos "War eternal" y "House of mirrors". "My apocalypse" fué una de sus referencias más añejas, junto a una más tardía "Nemesis", y es que si algo hay que achacar a la actual encarnación de esta banda, es la total indiferencia a sus primeras etapas, con nulas referencias a sus primeros discos. El show estuvo bien estructurado y aderezado con cañones de humo, incontables fogonazos y cortinas de pirotecnia, que ni siquiera pudimos disfrutar en su propia gira. Nuestra buena posición nos hizo quedarnos a ver a Alter Bridge, banda a la que personalmente tengo cierta manía, ya que luego descargaban Ghost en ese mismo escenario. Cuando no es Alter Bridge, es Tremonti, y cuando no, es Myles Kennedy con quien quiera que gire...no hay manera de librarme de ellos. Por suerte, esta vez estuvieron algo más cañeros, y me hicieorn soportar algo mejor las "últimas" horas de sol. Mira que At The Gates (que por cierto, tocaron "Slaughter of the soul" al completo) y Symphony X estaban cerca, pero los obviamos...

Seguramente a pleno sol, no sea la mejor manera de disfrutar de una banda como Ghost, pero por suerte, el creciente ocaso ayudó a darle cierta magia al asunto. El escenario se apreciaba perfectamente, las luces empezaban a dar cierta ambientación y el planificado show de los suecos, fué suficiente para contentar a los presentes. Arrancaron fuertes con "Kaisarion", "Rats" y "Faith". Y ya no aflojaron hasta el final, incorporando todos los gimmes escénicos que han ido cultivando durante su carrera como los cambios de vestuario, la resurreción del Papa saxofonista, las alas de murciélago...En su set-list, todo temazos uno tras otro. "Spillways", "Cirice", "Year zero", "Square hammer"...un concierto redondo que sigue refermando la idea de que algún dia acabaran siendo cabezas de cartel del festival.

El cierre del primer dia correspondía a Guns n'Roses. Mis expectativas eran nulas, me daba una pereza tremenda su concierto...y lo siento, pero mis temores eran fundados. Pese a salir puntuales el titubeante inicio de "It's so easy" no me hacía presagiar nada bueno. Slash hacía gala de su personal sonido, Duff tiraba de imagen, de personalidad y de empuje...pero aquello no se aguantaba. La sombra de un repertorio de 3 horas no hacía más que alargarse, y es que todavía me pregunto la necesidad de semejante set-list. ¿Porque no reducirlo a la mitad y dejar un sensación de concierto digno y ya? En esa banda canta todo el mundo menos el cantante. Axl Rose está en un estado bastante deplorable y sus interpretaciones no llegan ni a justas. Soy consciente del paso del tiempo, y no pretendo el desparpajo de inicios de los noventa, pero ¿son ellos conscientes del paso del tiempo? Creo que la reunión ya ha dado de sí todo lo que podía dar de sí, más allá del efecto nostalgia, pero poco más tienen para ofrecer a día de hoy. Lo que me sorprende es que sigan llenando estadios y el globo no se empiece a deshinchar. Me alegro por aquellos que lo disfrutan, pero a mi me pareció un auténtico esperpento. Tal esperpento que "You could be mine" y "Anything goes", nuestro amor propio dijo basta y les dimos la espalda. Versiones innecesarias (¿hace falta que Guns toque una versión de AC/DC?), temas propios descafeinados como un casi-reggae "Welcome to the jungle", o la actitud del divo, nos llevaron a abandonar el recinto antes de tiempo.

El concierto de los Guns todavía nos hizo cabrearnos más al haber apostado por ellos en lugar de por As I Lay Dying o Cradle of Filth, pero es lo que tiene arriesgarse en festivales. Nuestras piernas y espaldas agradecieron el pronto retiro (pronto entre comillas, que llevábamos allí más de 12h ya...) y no hubo ningún tipo de resquemor. Una última ojeada al stand de merchandising y sus desorbitados precios (45€ por una camiseta...se nos está yendo la puta cabeza o que?) antes de enfilar hacia el coche nos dejó patente el nivel de probredumbre que tenemos en nuestro país, porque al resto de foráneos no parecía importarles pagar según que precios por un trozo de tela de recuerdo.