Diabolical Raw – Elegy of Fire Dusk

Diabolical Raw son una banda de black metal formada en Turquía en 1998. En 2005 publicaron su primer EP y eso les llevó a telonear a Marduk en algunas fechas. Sin embargo, la inestabilidad de su line-up les llevó a un parón indefinido de paro en seco su progresión. En 2019 decicieron volver a la actividad, resucitando a la banda, y empezando a trabajar en su primer larga duración, "Estrangement". La pandemia de coronavirus alargó un poco más su deseo de publicar lo antes posible un segundo trabajo, aunque será el 17 de Octubre, cuando por fin vea la luz "Elegy of Fire Dusk", que así se titula. Como en sus anteriores grabaciones, Ozan Tunc se encarga de todas las instrumentaciones, mientras que Ozan Erkmen pone voz al trabajo de su compañero de banda. Hasta 13 temas componen este trabajo conceptual sobre la hija de un pequeño clan, que toma un relato corto de la mitología turca como punto de partida.

Como integrantes de la vertiente más sinfónica del black metal, Diabolical Raw dotan a sus composiciones de orquestaciones, que sin llegar a ser grandilocuentes y protagonistas, como en otras bandas tipo Dimmu Borgir, Septicflesh o Fleshgod Apocalypse, si que dotan a los temas de una mayor teatralidad y cierta pomposidad. Es gracias a estos elementos que podremos disfrutar de sus raíces en la introductoria "Revelations", muy épica, o de la aplastante "Commands of the gods" (que dicho sea de paso, me recuerda mucho en estructura a "Progenies of the great apocalypse" de ciertos noruegos). La siguiente "Wise old woman", posee un gran sonido. Es un tema veloz en el que los teclados son omnipresentes de una u otra forma, y le dan un aire místico y perverso. Las comparaciones con Dimmu Borgir podrían ser recurrentes, así que vamos a dejarlas ya de lado. "Entry into Erik's Hall" es todo un viaje a través de muchos y muy distintos momentos a lo largo de su reproducción. Desde black metal despiadado, a momentos más melódicos, ambientales y atmosféricos. Sus más de 8 minutos dan para mucho juego. "Tilgen's fall" es otra historia en si misma, por su largo desarrollo y sus múltiples vertientes, llenas de agresividad y belleza (como ese momento de la sección de cuerda, que te pone la piel de gallina). "Face the judgement" es un de los temas más raw, aunque si bien también tiene orquestaciones, los instrumentos básicos son los que aportan el fuego principal en esta canción, que desemboca en la instrumental "Uprising", que por un momento, aporta algo de luz a tanta oscuridad, aportando algo de optimismo a la historia, hasta que llega "Talking with gods", más dramática y perversa, con momentos realmente agresivos y malvados.

"The invincible army" estalla en tu cara de manera irremediable. Las voces de Ozan Erkmen rugen y atruenan durante todo el disco, rindiendo a gran nivel. En esta ocasión, las orquestaciones también quedan en un segundo plano, cobrando protagonismo en ciertos momentos para realzar lo que se está contando, pero predominan aquí los riffs y las baterías de Ozan Tunc. que crea una auténtica muralla sónica. La siguiente, "The last war with evil", está dividia en dos partes. En la primera, una cinematográfica intro da paso a un vendaval de riffs maquiavélicos, con grandes melodias a partes iguales. Mientras que la segunda es todavía más agresiva si cabe. Cerca del final de esta extensa obra, encontramos "The council at the Asar Island", que presenta uno de los trabajos más elaborades del instrumentista de la banda. Todo tiene un porque y un donde en este tema tan peliculero, que bien podría estar narrando los descensos al infierno de un héroe como Conan para derrotar el enésimo demonio, envueltos en un halo épico y oscuro, con momentos victoriosos y de lágrima, por la emotividad que transmiten algunos pasajes. El punto final lo pone "Epic Grandeur", que como bien reza su título, acaba de poner el broche a toda esta historia a modo de banda sonora cinematográfica.

Diabolical Raw pasan desde ya, por derecho propio, a uno de los estandartes del black metal sinfónico. De ser unos totalmente desconocidos para mi, a dejarme en shock con su garra y su facilidad por crear orquestaciones que dotan a sus composiciones de un nuevo nivel. Aunque pueda parecer que gran parte del mérito recaiga sobre Ozan Tunc, que hace un trabajo estratosférico, no hay que menospreciar la aportación de Ozan Erkmen, que interpreta cada palabra de la manera necesaria para darle sentido a los arreglos propuestos por su compañero. Toda una agradable sorpresa.