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Vuelven los holandeses Carach Angren, a darnos un recital de metal oscuro, atmosférico y teatral, con su nueva entrega "Franckensteina Strataemontanus". El hilo argumental, una reinterpretación del alma atormentada de Conrad Dippel, que inspiró a la novela "Frankenstein" de Mary Shelley, da mucho juego y encaja perfectamente en esos ambientes tétricos que tan bien saben plasmar. La historia se presta a esas narraciones siniestras, teclados envolventes que te sumergen en una espesa niebla y orquestaciones maquiavélicas que te llevarán al borde de la demencia.

La nueva entrega de Seregor, Ardek y Namtar empieza con una intro que bien podría ser del Disney más oscuro. Una voz te pone en situación acompañada de un piano escabroso y te lleva hasta "Scourged Ghoul Undead", donde nos vuelve a recibir esa voz, y como el jorobado del pasaje del terror, te deja solo ante la puerta del infierno. La música entra cuál estruendo, acompañado de unas grandilocuentes orquestaciones, mientras Seregor se desgarra las cuerdas vocales. Sigue el tema título, con un inicio casi industrial, y un ritmo machacón guiado por unas voces desquiciantes. "The necromancer" nos da la bienvenida con una risa diabólica y un riff pesado, acompañado de unos teclados envolventes, que dan un aire siniestro y teatral, como si fuera un coro fantasmal. "Sewn for solitude" incorpora sección de cuerda a las orquestaciones, en un tema que narra la creación de la criatura y pone banda sonora a su tormento.

"Operation compass" se sale un poco de la norma, ya que parece salirse de la historia conceptual del resto del disco, y queda un poco descolgada (al menos, yo no he sabido encontrarte el nexo común). "Monster" empieza con un ritmo marcial y unas campanillas, para introducir un tema que bien podría ser de Rammstein y "Der vampir von Nürnberg" podría asemejarse a Cradle of Filth (incluso por momento Seregor se mimetiza con Dani Filth). "Skull with a forked tongue" vuelve al estilo black metal atmósferico, sin tanta teatralidad, y ciñéndose más a las raíces del género. Nos acercamos al final con "Like a conscious parasite I roam", que empieza a piano y tiene un gran carga cinemática, con coros grandilocuentes y orquestaciones majestuosas, con una segunda mitad más sosegada y hasta triste, que te hace empatizar con la soledad de la criatura en el transcurrir de su existencia. Cierra el disco "Frederick's experiment", que resume en apenas tres minutos todas las facetas de la banda, en un concentrado de velocidad, orquestaciones y coros.

Un álbum muy disfrutable este "Franckensteina Strataemontanus", pues aún es sus partes más salvajes, te puede servir de banda sonora para cualquier quehacer de tu día a día, ya que las canciones estan hiladas de tal manera, que le dan un dinamismo al conjunto que te hace sumergirte en una historia, independientemente de los tempos que esten sonando. Una obra inspirada y con grandes resultados.