Mitch Harris ya lleva un tiempo ligeramente desvinculado de Napalm Death, por lo menos en lo que respecta a las giras, colaborando puntualmente en los lanzamientos discográficos de la que ha sido su banda de 1989 (aunque no está muy clara la colaboración en el último), ya que tuvo que mudarse a EEUU por motivos personales y familiares, así que era cuestión de tiempo que le picara el gusanillo musical en algún momento. Una colaboración interesante surgió al anunciar a uno de los baterías modernos más reputados como es Dirk Verbeuren (ex-Soilwork, Megadeth), quién ya había colaborado también con gente como Devin Townsend o Warrel Dane, así que el espectro sonoro posible era más que amplio.
El resultado no puede ser más diverso. Death, prog, hardcore, industrial, grind...Toda una paleta metálica de colores con la que entregar un buen cuadro digno de cualquier maestro de los pinceles. Por cuestiones obvias, hay más de Napalm Death que de Megadeth, porque seguramente Verbeuren esté cohibido en la banda de Mustaine, donde poco debe poder aportar a nivel compositivo, y sus interpretaciones deben estar bastante encorsetadas, pero es ahí donde radica la sorpresa y podremos disfrutar en plenitud de todas sus habilidades.
La cosa arranca de manera urgente con "Blind eye", un tema de la escuela Ministry, que rezuma odio en las melodías vocales de Harris, y donde ya podemos apreciar que Verbeuren no deja un solo hueco por rellenar. "Hallmark of tyranny" tiene un riff rompecuellos de primera categoria, con una parte intermedia sosegada que me recuerda enormemente a Fear Factory y a las voces de Burton C. Bell. A degüello arranca "Monotheist", un atropello metálico con gran trabajo a la batería. Su vertiente más grind da inicio a "Retrogade", aunque en ella intercalen partes progresivas que recuerdan a algunas locuras compositivas de los canadienses Voivod, quedando un tema de lo más caótico. "Apparatus" se adentra en su parte más extrema, sin experimentos y sin freno, en una pura explosión de furia guitarrera y orgía baquetera. En esa línea agresiva la siguiente "Dead Feed" añade un punto punkarra a las desbocadas composiciones anteriores, camino que también sigue "Upheawal", añadiendo algunos guturales infernales a los ingredientes anteriores.
A estas alturas del álbum, parece que ya les quedan pocos terrenos más que experimentar, pues "Refuge" es también un tema rápido y brutal, con algún momento parecido al del tema inicial en la estela de Fear Factory, y misma suerte corren "Necromantix", "Shallow depth" (con una segunda mitad totalmente distinta de la primera) y "Shame and ridicule" en la que juegan con los tempos, acelerando y frenando cuando más les parece.
Vale la pena darle unas cuántas escuchas, ya que seguro que nos hemos dejado cosas por descrubrir, sobretodo en la primera mitad, en la que las composiciones son más enrevesadas y complejas. La segunda mitad, es más digerible y fácil de escuchar (si te gusta el género, claro). No deja de ser una propuesta valiente al entregar un trabajo repleto de temas locos en los que no han puesto barreras a la experimentación, que además, les han quedado bien. Esperaremos con intriga e incertidumbre una próxima entrega.
PD: ¿A nadie más le recuerda por momentos la voz de Mitch Harris a la de Mille Petrozza de Kreator? ?Sólo me pasa a mi?
Alex A.
PCDM.
Die-hard fan de Metallica. Degustador de todos los estilos, aunque con criterio.
Fiel seguidor de la saga Star Wars y de las aventuras de Son Goku.