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Cuando uno ya había dado por concluído el ciclo de conciertos en lo que a 2025 se refiere, de repente se presenta la posibilidad de ver la actuación de Beatriz Pastor y su banda. No hay mejor prueba de que uno no debe dar por cerrada jamás una etapa porque la vida siempre te tiene reservadas sorpresas tan agradables como ésta. Si a la maravillosa voz de Beatriz, le sumas que el show va a tener lugar ni más ni menos que en el mejor bar de rock de la zona sur de Madrid, el 7 Rock Bar, no había nada que pensar y solo esperar qué llegara la hora en la que Beatriz y sus compinches hicieran acto de presencia sobre las tablas para despedir este año y dar la bienvenida al nuevo 2026. A cinco días de la finalización del año, ¿qué más podíamos pedir?.

Se me hace obligatorio a la par que imprescindible destacar uno de mis descubrimientos del año: el 7 Rock Bar. Por razones sanitarias que no vienen al caso solamente había disfrutado de él en sus comienzos pero desde que volví este pasado verano y me encontré no solamente con una clientela fiel y abnegada, sino con dos personas tan agradables, sencillas, majas y dedicadas en cuerpo y alma a su trabajo y devoción como Coral y Javi. He pasado a formar parte de ese grupo de personas para el que el Siete se ha vuelto nuestra segunda casa. Eso sin olvidar la nueva modalidad de sándwich especialidad de la casa que me han descubierto y que tantas noches ha hecho detonar mis papilas gustativas. Con una programación variada, amplia, apta para todos los gustos y excepcionalmente seleccionada, este Bar se ha convertido en lugar de peregrinaje obligatorio para todo aquel o aquella que se considere amante de la música en directo. No cambiéis nunca, gente, no os abandonaremos jamás. ¡¡¡Larga vida al 7 Rock Bar!!!.

Qué el barniz de metalero cabreado de Javi y la de diva rockabilly de Coral de la foto no os engañen. No existen dos personas más excelentes en el trato que ambos. Y si para nosotros es nuestra segunda casa, para Beatriz Pastor es casi su primera, no solamente por la cercanía a su domicilio sino porque con la hiperactividad que la caracteriza conoce mejor al matrimonio que a sus propios vecinos. En un concierto anual de Navidad sin que la misma no tendría razón de ser, el viernes pasado nos presentamos una buena cantidad de personal en el bar ya desde 45 minutos antes de la actuación, llegando creo que al lleno absoluto cuando pasadas las 22:00 horas hicieron su salto a las tablas del Siete Beatriz y sus cuatro acompañantes.

De entrada Beatriz ya nos advirtió que el concierto iba a ser muy especial a la par que único, tanto como único había sido el ensayo de los cinco músicos para el mismo. Cuando uno atesora las aptitudes musicales de los cuatro compañeros de Beatriz Pastor, no hacen faltan muchos ensayos para conformar un listado de canciones que fué interpretado durante dos horas a la perfección. Seguro que Bea le sacará sus pegas, que a perfeccionista no le gana nadie, pero el error forma parte básica y fundamental de cualquier concierto que pretenda tener alma, así que si los hubo, bienvenidos sean.

Si uno se toma la molestia de abrir el diccionario de la RAE por la letra H y localiza la palabra "hiperactividad", la primera acepción que aparece en el mismo es Beatriz Pastor. Además de sus múltiples actividades en el Ayuntamiento de Parla, el proyecto del que gozamos el viernes y su papel como directora del Coro Rock Skulls Voices, no creo que ande muy alejado de la realidad si afirmo que se me escapan unas cuántas más. Con una voz tan privilegiada como la suya, da auténtico gusto comprobar como aquí al lado tenemos unas cuerdas vocales que en nada desmerecen a otras tan enormes y variadas como las que he podido disfrutar en apenas seis meses: Lzzy Hale, Jodie Cash, Alissa White-Gluz, Cristina Scabbia o Hannah Aldridge.

Dadas las fechas en las que nos encontramos, ya nos advirtió Beatriz desde el principio que algunos villancicos caerían, siempre por supuesto pasados por el tamiz del blues, el jazz, el rock y el swing que Bea destila por sus poros. Fue precisamente con uno de ellos con el que comenzó el concierto. Ya me disculparéis que no recuerde el título, pero con todos los temones que nos cayeron después y mi incipiente Alzheimer no está la memoria de uno para muchos trotes. Sí recuerdo que "Silent Night" fue uno de los que más tarde se intercalarían en el show. Siguiendo con "Sin Mediar Palabra", de su hasta ahora única referencia publicada, ya tenía claro a los diez minutos que se nos venía encima un huracán en forma de goce musical.

De esta publicación sonaron también la inicial "Poema 13" (basada en la letra de dicho poema de Patxy Valverde), "We are on Fire", "Kissing Game" o "For Losing You". No olvidéis adquirir a un precio irrisorio tamaña publicación en los conciertos a los que podáis asistir, porque de esa manera podremos disfrutar en formato físico de los temas nuevos que nos presentaron y que formarán parte de la segunda entregra. ¿A qué sonaban?. Pues a delicia para el paladar, que vaya preguntitas tenéis.

Con numerosas versiones entremezcladas de artistas y bandas ultra conocidas que el público jaleaba especialmente en los estribillos, por el 7 Rock Bar hicieron acto de presencia The Black Crowes, ScorpionsChuck Berry o la Creedence Clearwater Revival. Casi nada al aparato, lo que viene siendo una noche normalucha en el garito. Un "Hard To Handle" en la que Beatriz confesó que por primera vez había conseguido pronunciar todas las palabras del estribillo sin trabarse en alguna (persigue tus sueños, Bea) hizo mover el trasero hasta al más anciano del lugar.

De entre las numerosas covers que nos ofrecieron yo destacaría una por encima de todas: "No One Like You", básicamente porque es el último tema que me imaginaría que pudieran versionear de Scorpions y porque con los arreglos blueseros y jazzísticos de Beatriz sonó a gloria bendita. Finalizar ya con "Rolling On The River" (quien no conozca este tema merece ser quemado en la hoguera no por los impresentables del Klu Kux Klan sino por nosotros mismos), hizo de la noche el final apoteósico y perfecto que todos los allí presentes aplaudimos a rabiar mientras los cinco al completo posaban para todas las fotografías que se hicieron.

No quiero olvidarme de mencionar la pedazo de banda que acompaña a Beatriz. En ésta ocasión dos sospechosos habituales y dos recién llegados. Su teclista (te pido disculpas de antemano pero no recuerdo tu nombre) y el excelso guitarrista David Mad Mayer, guitarra de Hello Kitty incluída, quién hizo alardes de maestría al instrumento durante toda la velada. Alberto al bajo y Fer (uno de los integrantes de Rock Skulls Voices) a la batería como novedades improvisadas de última hora, formaron un cuarteto que para qué las prisas. Esos minutos en los que Beatriz se apartó y dejó a los cuatro para que nos deleitaran con un "Hoochie Coochie Man" de Muddy Waters, resultaron oro para los oídos y erizos para la piel.

Si había una formada soñada de finalizar el año en lo puramente musical hablando, qué mejor forma de hacerlo que con Beatriz Pastor y su banda de forajidos que os aseguro os harán el culo plastilina cuando pasen por vuestras localidades y vayáis a verlos (porque váis a ír). Gracias Bea y nos vemos el año que viene por estas fechas con ese segundo álbum bajo el brazo.

Os dejamos con varios vídeos de lo vivido en el 7 Rock Bar.

Texto y Vídeos: Jorge Iván Delgado López

Fotos: HHS

Beatriz Pastor – «Sin Mediar Palabra»

Beatriz Pastor – «No One Like You»

Beatriz Pastor – «Johnny B. Goode»