asphyx band photo

Las leyendas del death holandés Asphyx siguen tan implacables como siempre. Con una carrera que abarca más de tres décadas, la banda liderada por Martin van Drunen ha mantenido una fidelidad absoluta a sus raíces, mezclando crudeza, oscuridad y honestidad en cada disco. En esta entrevista, Martin repasa el origen del nombre de la banda, sus influencias musicales y cinematográficas, la evolución de su sonido, y hasta una curiosa anécdota vivida durante su reciente gira por Estados Unidos.

¿De dónde viene el nombre de la banda? ¿Qué significa?

Martin van Drunen: Simplemente es un nombre derivado de la palabra “Asphyxiation”, que básicamente significa lo mismo que “sofocación” y proviene del griego antiguo. Pero como “Asphyxiation” era demasiado largo y difícil de pronunciar y recordar, se acortó a Asphyx. Además, es mucho más fácil hacer un logo llamativo con él.

¿Qué momento, músico o banda te empujó a dedicarte a la música?

Fue cuando vi a Kiss actuando en la televisión holandesa, allá por 1974 o 1975. Emitieron la canción “Shout It Out Loud” y me dejó totalmente impresionado siendo un niño. Ese rock duro, fuerte y ruidoso, junto al espectáculo con fuego, humo y sangre… Desde entonces quise tener todo lo que existiera de Kiss, y a partir de ahí descubrí otras bandas de hard rock como AC/DC, Status Quo o Van Halen. Cuando eso ya no me sonaba lo bastante fuerte, compré un disco de Motörhead y tuve la suerte de vivir como adolescente el auge de la NWOBHM. Luego llegó Venom con su exagerado Welcome to Hell, y con ello empezó el desarrollo de formas cada vez más extremas de metal. Me di cuenta de que tenía el metal en las entrañas desde el día en que nací.

¿Podemos hablar de la creación de vuestro próximo álbum y de vuestras influencias musicales?

Bueno, aún falta un tiempo para terminar un nuevo lanzamiento. Esperamos que esté listo el año que viene, ya estamos trabajando en ello. No hay mucho que decir: será Asphyx siendo Asphyx, como siempre. Fieles y leales a nuestros fans y a nosotros mismos, sin abandonar jamás nuestras influencias del old school como Venom, Black Sabbath, Motörhead, Hellhammer, Messiah, Death, Slaughter, Necrophagia, etc.

¿Con quién te gustaría colaborar musicalmente en futuros discos?

Sinceramente, solo con mis hermanos de Asphyx. Nadie puede igualar lo que sentimos cuando hacemos ruido juntos. La química entre nosotros es algo realmente especial, y eso hace que Asphyx destaque por encima de todo lo demás. Es una pena que vivamos tan lejos unos de otros, porque si no, estaríamos juntándonos cada fin de semana libre para hacer metal en serio con la nevera llena de cervezas y el volumen al máximo.

Tras haberos visto en directo varias veces, ¿cómo ves vuestra evolución musical con cada álbum?

Diría que es una evolución lógica, aunque también hemos tenido que adaptarnos a los cambios en las condiciones de grabación y al rápido progreso tecnológico. Antes siempre grabábamos en los estudios Harrow, pero cuando su dueño Harry se jubiló, tuvimos que buscar otro y encontramos Tom Meier Studio Recordings. Tom resultó ser un ingeniero muy competente y comprometido, lo que creó un ambiente nuevo, fresco y entusiasta. En Death... the Brutal Way trabajamos por primera vez con Dan Swanö, lo cual fue otra experiencia inspiradora y de aprendizaje. Después de tres discos con Dan en la mesa de mezclas, decidimos cambiar y descubrimos a Sebastian “Seeb” Levermann, otro excelente ingeniero que supo captar a la perfección nuestro sonido masivo característico.

De hecho, los cuatro álbumes (hablo de los publicados tras la reunión de 2007) muestran una gran mejora en cuanto a sonido. También hemos probado algunas cosas nuevas en cada álbum que probablemente la gente no esperaba de nosotros, sin saber cómo serían recibidas. Algunos ejemplos de esos experimentos son The Grand Denial en Incoming Death o, en el último álbum Necroceros, canciones como Three Years of Famine o In Blazing Oceans. Por suerte, todo el mundo —y especialmente los fans más acérrimos de Asphyx— apreciaron esos temas. Por supuesto, nunca exageraremos con los experimentos, eso simplemente no es Asphyx. Pero incluir algún elemento inesperado de vez en cuando forma parte de nuestra evolución, supongo. Mientras a nosotros nos guste, a nuestros fans también les encantará.

¿Cuáles son tus influencias, no solo musicales, sino también de series o películas?

No puedo hablar por todos, pero las principales influencias musicales de Asphyx siempre serán las bandas antiguas que ya he mencionado. Como vocalista, mis referentes son Cronos, Lemmy, Jeff Becerra, Tschoessi, Tom Araya, Chris Reifert, Bon Scott e incluso leyendas del blues como Howlin’ Wolf.

El cine fue una enorme fuente de inspiración en los primeros días del death metal. Estaban Evil Dead y antes El Exorcista, que hacían salir a la gente gritando de los cines. También la trilogía italiana de Lucio Fulci, George Romero y Dario Argento, con clásicos como City of the Living Dead, The House by the Cemetery, Night of the Living Dead, Dawn of the Dead, Tenebrae u Opera. El gore y el splatter siguen siendo ingredientes esenciales del death metal, y estoy seguro de que esas películas contribuyeron mucho a su creación.

Personalmente adoro todas las películas de Alien y todo lo de Robert Rodríguez. Pero mi película favorita de todos los tiempos es Érase una vez en el Oeste. Sergio Leone es el mejor director que ha existido, con esos maravillosos y revolucionarios spaghetti westerns.

En cuanto a televisión, veo muchos documentales interesantes sobre historia, tecnología o política actual. Junto a la lectura de montones de libros sobre esos mismos temas, son mi principal fuente de inspiración para escribir las letras de Asphyx. En cuanto a series, no puedo negar que he visto todos los episodios de The Walking Dead y algunos de sus mejores spin-offs. From también es una serie muy original y genial, y espero que llegue pronto la cuarta temporada. Es increíble que todavía nadie tenga ni idea de dónde proviene el mal en esa serie.

Y por último, ¡montones de fútbol español, italiano y francés en mi tele!

Vuestra música y vuestro concepto están siempre muy ligados al horror y a los momentos históricos de guerra. ¿Podrías explicar tu pasión por estos dos temas?

No solo son conceptos que encajan perfectamente con nuestra música, sino que también son dos de mis grandes intereses personales. Como dije antes, leo muchísimo, y los primeros autores con los que me topé fueron Edgar Allan Poe y H.P. Lovecraft. Así que el horror fue mi puerta de entrada a la literatura. Luego un amigo cercano me animó a leer Stalingrado, de Theodor Plievier, y fue un encuentro impactante con los horrores de la guerra. Tras terminarlo, me fascinó la batalla de Stalingrado y, a partir de ahí, todos los eventos del frente oriental en la Segunda Guerra Mundial. Eso me llevó a interesarme por la historia en general, desde la época antigua —como la era de Gengis Khan, el mayor conquistador de todos los tiempos— hasta la historia moderna, con figuras como Mao Tse-Tung, cuyo legado ideológico sigue muy presente en la China actual.

Así que sí, leer es mi segunda pasión después de la música. Y lo mejor es que me proporciona una fuente inagotable de inspiración para las letras de Asphyx. También me inspiro en catástrofes o en la ciencia ficción, no solo de libros, sino también de algunos cómics increíbles. La vida es un viaje interminable de descubrimiento, y en mi caso encaja perfectamente con el Death/Doom de Asphyx.

¿Cuál es tu álbum favorito de todos los tiempos y tu portada favorita?

Mi álbum favorito de todos los tiempos es, y siempre será, Venom – Welcome to Hell.

En cuanto a la portada, me quedo con Motörhead – Motörhead, simplemente porque la creación de Snaggletooth por Joe Petagno es tan reconocible y cumple exactamente con lo que promete el contenido crudo del álbum. También podría elegir el primer disco de Iron Maiden o su single debut Running Free, donde Derek Riggs presentó al mundo a Eddie.

Tanto Snaggletooth como Eddie son iconos universales. No fue fácil decidirme, pero me inclino ligeramente por la de Motörhead.

Ya que pronto estaréis de gira por Europa, ¿podrías contarnos alguna de las anécdotas más locas del tour?

Recientemente vivimos algo que podría considerarse una anécdota loca, aunque en realidad fue una historia un poco rara pero muy bonita. Quizá más interesante de contar que todas las locuras típicas que la gente espera de una banda de metal en gira.

Hace unas tres semanas volamos a EE. UU. para algunos conciertos (conseguir el visado fue un auténtico dolor de cabeza, como cualquier banda extranjera sabe). Como siempre, volamos con KLM desde Ámsterdam para llegar a Portland, Oregón, donde sería nuestro primer show.

Casi siempre, cuando volamos, la tripulación sospecha que somos una banda y empieza una conversación amistosa, porque de verdad les interesa. A veces nos dan cervezas o snacks extra, e incluso una vez un piloto vino a charlar con nosotros porque era fan de Iron Maiden. Muy simpático. Siempre invitamos a la tripulación a ver un concierto de death metal, ya que suelen pasar la noche en la misma ciudad donde tocamos. Pero, como es lógico, nunca nadie había ido… hasta esta vez. Después de invitarlas, ¡tres azafatas aparecieron en el público!

Nuestro bajista Alwin me gritó durante el concierto: “¡Mira, Martin, están las azafatas entre la gente!” Nos pareció increíble que se atrevieran a venir, así que les dediqué una canción y pedí a los deathsters que las trataran bien. Unos cuantos tipos grandes se colocaron a su alrededor para ‘protegerlas’ (gesto muy apreciado, por cierto), ya que obviamente no tenían pinta de metaleras habituales. Fue genial verlas disfrutar y acabar moviendo la cabeza al ritmo de la música.

Después del show, fuimos al público como solemos hacer y nos encontramos con ellas. Querían ver el escenario y el backstage, así que les enseñamos todo y tomamos unas cervezas juntos. Se lo pasaron en grande y nos dieron las gracias por ofrecerles una “experiencia única en la vida”. Para nosotros también fue muy especial: normalmente solo las ves con sus elegantes uniformes azules sirviendo a los pasajeros, y allí estaban, con ropa de calle, pasándoselo genial en un concierto de death metal de una banda de su propio país… ¡en Portland, EE. UU.!

La historia corrió rápido. En el vuelo de regreso de Chicago a Ámsterdam, algunas azafatas nos preguntaron si éramos “esa banda holandesa” con la que sus compañeras se lo habían pasado tan bien en un concierto. No me sorprendería que volviéramos a oír hablar de ello, ¡quizá incluso en nuestro vuelo a Bilbao, jaja!