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El pasado fin de semana, tuvo lugar en Barcelona una edición de circunstancias del ya clásico de la ciudad AMFest. Obligados a posponer una vez más la edición "normal" del festival, que contaba con suculentos shows de bandas de reputación internacional, los organizadores se sacaron de la manga esta edición reducida, con bandas más minoritarias, para paliar los efectos de otro aplazamiento y las ganas de directo de los fieles asistentes a dichos carteles.

Y ni tan mal les salió la jugadas, con un cartel equilibrado, con algunos nombres con solera, que aseguraban un par de noches de disfrute, en un emplazamiento sin igual. No en vano, la montaña en la que se sitúa el castillo tiene fama de mágica, y las actuaciones que ahí se realizan se impregnan de esa sensación.

Al llegar al patio del castillo, vemos que todo está dispuesto para acomodar a las 400 personas que tenían como aforo máximo con sillas repartidas por todo el patio, además de algunas mesas para aquellos que asistían en grupo y preferían sentarse juntos. Yo sigo sin acostumbrarme a ver conciertos sentado, y la gente ya empieza a estar un poco harta de esta situación, y luego contaremos el porqué. Por suerte, en el castillo hay mucho espacio libre, y eso te da la oportunidad de moverte libremente de un lugar a otro, ya sea para estirar las piernas, o para conseguir otro enfoque del escenario.

Antes de ir a por materia, queremos dar las gracias a los organizadores, por darnos la oportunidad de "hacer de fotógrafos" oficialmente por primera vez.

El acceso al castillo es relativamente fácil. El festival puso a disposición de los asistentes varios autobuses lanzadera desde Plaza España para aquellos que querían venir en transporte público, y si venías en tu propio vehículo, había sitio más que suficiente para aparcar, a escasos 5-10 minutos andando de la puerta, con un pequeño repechón, eso si.

Una vez ubicados, y tras una vuelta de reconocimiento, sólo quedaba esperar que la primera banda tomara posesión del escenario para volver a disfrutar de música en directo. Y estos fueron los vascos Vulk, banda que ofrece una personal propuesta de punk metalizado, de gran contundencia y potencia sonora sin dejar de ser accesibles. Aprovecharon para presentar algunos temas nuevos y repartieron cera a unos asistentes que todavía no habían tenido tiempo de acomodarse (aunque todo empezó con algo de retraso). Los de Bilbao no son nuevos por estos lares, y los que los conocen, ya saben que su entrega es total, tanta que su vocalista acabó el último tema casi-exhausto y cantando tumbado desde el suelo.

No os voy a engañar. Si alguna banda del cartel llamaba mi atención, eran las gallegas Bala. Hace un tiempo me preguntaba el porqué de su repentino despunte hace pocos meses, y tras escuchar su más reciente LP "Maleza" empecé a entender un poco las cosas, pero es cuando las ves en directo, cuando todo cobra una nueva dimensión y el círculo se completa. La comunión entre Anxela y Violeta es absoluta, y eso se traslada al directo. Es tal el nivel de reivindicación, de potencia, y de conjunción entre ellas, que unido a la simpatia y agradecimiento que muestran con la audencia, logran crear un ambiente único en sus directos. Aquí es donde empezó a ocurrir lo que comentábamos al principio...Es i-m-p-o-s-i-b-l-e lograr estar sentado ante un concierto de estas características. Y menos cuando las gallegas no estaban para tonterías y de buenas a primeras soltaron un "Agitar", que nunca mejor dicho, nos puso a todos patas arriba. La gente simplemente se agolpó frente al escenario para darle a su cuerpo lo que este les pedía.

Nada más empezar, aquello ya estaba visto para sentencia, y no porque Bala se relajaran, ni mucho menos. La gente quería más, y el show no iba a bajar de revoluciones hasta que se acabara la actuación. "Bessie", "X", "Cien obstáculos", "Mi orden"...Casi todo su nuevo disco en totalidad, más algunos temas antiguos como "Colmillos", "Omertá", "Vitamina" ... hicieron las delicias de una audiencia totalmente entregada. Tal era la satisfacción de los asistentes, que Bala se vieron obligadas a interpretar un tema más, debido a los vítores de todos los allí presentes, y las pocas ganas que había de que eso se acabara. Su actuación pasó como un suspiro, pero no por corta, si no por intensidad. Desde ya, pueden contarme entre sus acérrimos fans, y deseando estoy de volver a verlas en directo.

La noche de hoy la cerraban los belgas It It Anita. Sorprendieron desde el principio con su particular disposición en el escenario, con todo el quipo repartido en medio del escenario para que los miembros enfocaran hacia un mismo punto central, como si estuvieran practicando en su sala de ensayo. Su particular propuesta de noise-hardcore, todavía hizo que bastantes asistentes se mantuvieran en pie, aunque bien es cierto, que tras el concierto de Bala, algunos asistentes consideraron dar por cerrada esa noche, y retirarse a coger fuerzas para la siguiente. Personalmente, tras apreciar su actuación, tampoco van a pasar a ser uno de mis grupos de cabecera, ya que su propuesta dista bastante de mis gustos, pero hay que valorar su directo, y no está exento de fuerza. Mucha guitarra, y un batería que tenía muchas fans entre las primeras filas.

De camino a casa, iba repasando mentalmente mi primer acercamiento a este festival, mientras el "Maleza" de Bala retumbaba en el interior de mi coche y me ayudaba a grabar a fuego una actuación muy notable como la que había tenido lugar pocas horas antes.

El sábado volvimo a la cima de la montaña, y os contaremos que tal fué, porque también contaba con nombres interesantes, pero por ahora, lo dejamos para otro momento.