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No recuerdo exactamente la fecha en la que Orange Goblin anunciaron su retirada de los escenarios y una gira final de despedida pero debió ser en Agosto o principios de Septiembre. Fue una sorpresa absoluta y decepcionante, eso sí lo recuerdo, porque siendo una de mis bandas favoritas y sacando discazo tras discazo durante treinta años, saber que su historia tenía un final golpeó con fuerza mi corazón musical. Lo que en principio era algo difícil de asumir se transformó rápidamente en la búsqueda inmediata de entrada y vuelo a la ciudad y el día más adecuado para poder estar presente en una despedida como ésta. Más aún cuando en el cartel del final de la transmisión aparecían como invitados mis queridos suecos Grand Magus y los más modernos pero más que interesantes londinenses Urne.

La ciudad elegida fue Dublín. Ninguna duda al respecto. Infinidad de veces visitada, admirada y celebrada, me esperaba el pasado jueves 11 con los brazos abiertos. Preciosamente engalanada por las celebraciones navideñas y con sus calles atestadas de locales y visitantes abarrotando sus pubs ya a las tres de la tarde en una fiesta infinita solamente me quedaba esperar a las seis de la tarde, hora de la cita final en la Button Factory. Mención aparte merece esta Sala desconocida para mí. Incluída dentro de las instalaciones del Museo Irlandés del Rock and Roll, la sala cuenta con una planta baja donde ver las actuaciones de pié, una barra en la misma y un auténtico pub irlandés donde de paso se vendía el merchandising de los grupos. Una planta superior desde la que presenciar los conciertos tipo anfiteatro y no con asientos sino con sofás enormes y su propio bar y terraza enorme al aire libre pero cubierta para que el público asistente no se moje dado el clima habitual de la ciudad y fumar en ella (con ceniceros y mesas incluídas donde depositar las correspondientes bebidas). En esto los británicos nos siguen sacando millones de kilómetros de distancia.

Los encargados de abrir el espectáculo eran los londinenses Urne. Una banda de reciente creación pero que ya llamó mucho la atención con su último disco "A Feast on Sorrow" publicado en 2023. El 30 de Enero del año que viene editan "Setting Fire to the Sky" y a juzgar por el par de adelantos que nos ofrecieron, como fue el primer tema que tocaron, "Be Not Dismayed", la cosa pinta muy pero que muy bien. Apenas tuvieron 30 minutos pero los aprovecharon de lo lindo. Había escuchado sus dos trabajos pero era la primera ocasión que tenía de verles en vivo y me encantaron. Con el vocalista y bajista Joe Nally al mando de las operaciones nos deleitaron los oídos.

Como anécdota señalar que llegaron por los pelos, porque mientras esperaba la cola para acceder a la Button Factory aparecieron instrumentos en mano para entrar a tocar. Menos mal que cumplieron con su cita porque de no haber sido así nos hubiéramos perdido la actuación de una banda que pinta a subir puestos en el escalafón a velocidad de vértigo. Si Orange Goblin los escogieron para formar parte de su gira de despedida es por algo. No vamos a discutir ahora el buen gusto de los también londinenses. Ojito con Urne, que darán que hablar. Un aperitivo excelente para un menú excelso que deja a Ferrán Adriá al pie de los caballos.

Grand Magus. Qué decir de estos tres suecos que no se haya dicho ya. Solo escuchar su nombre evoca directamente la expresión Heavy Metal. Desde que Janne "JB" Christoffersson abandonó las filas de Spiritual Beggars, ese enorme proyecto que aglutinaba a JB y Michael Amott (guitarrista fundador de Arch Enemy), Grand Magus han editado hasta la fecha la friolera de diez álbumes desde aquel lejano 2001 en el que salió a la luz su brillante y homónimo disco "Grand Magus". A disco cada dos años y giras interminables, el trío de Estocolmo no ha parado un segundo de difundir el espíritu más clásico de Heavy Metal que uno pueda imaginar. La inconfundible voz de JB, acompañado del trabajo de la base rítmica que conforman en la actualidad Fox Skinner al bajo y Ludwig Witt a la batería, hacen de este trío uno de los pilares de la escena actual.

Sin un solo pero que ponerles se han ido labrando y encontrando su sitio a base de borrar del mapa a todo hijo de vecino iluso de intentar usurparles ese trono. Junto a Night Demon, también trío no sé si por casualidad o causalidad, me parecen los mejores representantes hoy en día de un estilo que jamás desaparecerá por mucho que compañías discográficas, radios, prensa, etc. traten de hacerlo. Justificada no, obligada su presencia en ésta despedida. No se me ocurre nadie mejor que ellos para ser el acto final previo al adiós de Orange Goblin.

 

Unos 35-40 minutos tuvo el trío sueco para dejar patas abajo la Sala. Con la cantidad de temas que tienen para dar y tomar no sé cómo se las arreglaron pero no dejaron de sonar temazos tras tremazos. Abriendo directamente con "I, The Jury", no pararon salvo para los típicos agradecimientos entre canción y canción e interpretaron himnos como "Steel Versus Steel", "Ravens Guide Our Way", "Sunraven" (tema que da título a su último álbum), "Like the Oar Strikes the Water" o la esperadísima y coreada hasta la extenuación "Hammer of the North" como colofón.

Un sonido de categoría, como el que disfrutamos durante toda la velada, hizo de su cortísimo show una delicia para todos los sentidos. El público que ya abarrotaba la Sala a esas alturas lo dio todo y las sonrisas y las ovaciones fueron constantes durante todo su concierto. Muy de agradecer que Grand Magus se subieran a esta fiesta, aceptaran la invitación y se dejaran la piel sobre el escenario para hacer de esa noche una que recordar. Les queda cuerda para rato y ahí estaremos para seguir gozando con ellos en cada una de las ocasiones que se nos presenten. 11 sobre 10 para JB y sus compinches.

Sentimientos encontrados florecían en mi interior durante la media hora previa al salto a las tablas de Orange Goblin. Tuve tiempo para recordar la primera vez que los ví en un Desertfest en Berlín allá por 2012 y donde encabezaron el primer día del Festival en su primera edición en una Sala berlinesa que posteriormente desapareció años más tarde tras sufrir un incendio. Justamente incendiaria fue aquella actuación y amando ya sus discos hasta entonces, me atraparon de por vida con su directo. Formados en 1995 bajo el nombre de Our Haunted Kingdom, el entonces quinteto publicó su primera canción en un split de siete pulgadas compartido con Electric Wizard.

Sus tres primeros discos ya bajo el nombre de Orange Goblin estaban orientados hacia el Doom, el Stoner y el Space Rock. "Frequencies from Planet Ten", "Time Travelling Blues" y "The Big Black" constituyen una trilogía inicial difícilmente igualable en esos terrenos. A partir de su cuarto álbum "Coup De Grace" empezaron a incorporar a su propuesta anterior elementos más hard rockeros y punkies, con un toque a Motörhead presente desde entonces en todas sus publicaciones hasta la fecha. "Thieving From The House Of God", "Healing Through Fire", "A Eulogy For The Damned", "Back From The Abyss", "The Wolf Bites Back" y su último y póstumo "Science, Not Fiction", configuran una discografía de nueve álbumes durante los exactamente treinta años que cumplen precisamente en el año de su retirada.

Bullía en mi cabeza la idea del setlist que nos iban a poder ofrecer con semejante bagaje a sus espaldas. No quise caer en la tentación de buscar conciertos recientes para comprobarlo y lo logré (no sin dificultades), haciendo así de la despedida una sorpresa constante. Finalmente nos ofrecieron 16 temas que paso a enumerar a continuación:

-Solarisphere

-Saruman´s Wish

-Some You Win, Some You Loose

-Ascend The Negative

-Your World Will Hate This

-Cozmo Bozo

-The Devil´s Whip

-Cities Of Frost

-Round Up The Horses

-Into The Arms Of Morpheus

-Aquatic Fanatic (en la que incluyeron una estrofa de "Seek and Destroy" de Metallica dada la similitud del riff principal de la canción)

-Into The Void (Versión de Black Sabbath que ya incluyeron en uno de sus discos y que no podía faltar por razones evidentes)

-Time Travelling Blues

-Scorpionica

-Quincy The Pigboy

-Red Tide Rising

Mejórame ésto si dispones del aparato reproductor masculino para hacerlo.

Con una banda que no es que esté en plena forma sino a la que ví mejor que nunca, sigo sin explicarme su adiós. Evidentemente tendrán sus razones y quién demonios soy yo para opinar sobre ello con los discos y los conciertos que me han hecho y me siguen haciendo disfrutar tanto. Después de treinta años se han ganado con creces decidir su futuro sin que ni el más pintado pueda ponerles una sola pega. Ben Ward cantando como nunca y como siempre, un Joe Hoare increíble a la guitarra, un Harry Armstrong salvaje al bajo (como más reciente incorporación al grupo desde 2021) y un Chris Turner tocando la batería hasta límites desconocidos de perfección.

Los temas cayeron sin parar con breves presentaciones de Ward hasta completar una hora y media que recordaré hasta el final de mis días. Un setlist de ensueño en el que por supuesto faltan temas, pero es que si los quisiera todos el concierto hubiera terminado a las seis de la mañana, que era justo la hora a la que salía mi avión de vuelta a Madrid. Madre del amor hermoso y de mis entretelas. Qué sonido, qué actitud, qué perfección...Como dicen los británicos: "One for the books"; o lo que en cristiano viene a ser: "Un concierto para el recuerdo".

Noventa minutos que se me hicieron noventa segundos para culminar lo que Orange Goblin ha denominado como End of Transmission. Se acabó lo que se daba. Nos quedará el imborrable recuerdo de sus conciertos y toda su retahíla de discos para seguir trascendiendo con ellos. Dejándome las cuerdas vocales en ello, al unísono con Ben Ward todo bicho viviente presente en la Button Factory gritó por última vez: "Orange Fucking Goblin Baby".

 

Os dejamos con unos vídeos de lo vivido allí.

 

Texto, Fotos y Vídeos: Jorge Iván Delgado López

Fotos de Orange Goblin: Jorge Iván Delgado López y Igor Lukina

Orange Goblin – «Heavy Lies The Crown»

Orange Goblin – «Time Travelling Blues»

Grand Magus – «Hammer of the North»