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Cuando comentaba con mis compañeros de velada que el último disco de la banda “Endless Optimism (2023)” tenía un aire que me recordaba a My Morning Jacket, éstos no lo veían claro, o directamente me ignoraron. Una vez finalizado el show de los suecos, me reafirmo en mis palabras, y añado que la banda ha pasado de las guitarras dobladas con esencia de tierras lluviosas a los desarrollos luminosos más cercanos a la épica o de una de puesta de sol entre montañas del sur.

Está claro que Hellsingland no es Austin, pero sí que se intuye cierta conexión entre ambas partes del mundo, y esto lo tiene claro la totalidad de la gente que se acerca a sus shows, La banda ofrece un show largo, casi dos horas, donde desarrollan todas sus vertientes y esto, aunque es un punto a su favor, también es algo que resta intensidad, posiblemente reportando unos 15m y tirando más por la directa en algunas partes del show, hubiera quedado todo más compacto.

Con una amplia presencia de su último disco en el setlist, temas como “Young & Dumb” o “Hustlin’ Around” encajan entre ese concepto distendido, pero con mordiente, o el groovie de “Big Fish”, que es perfecto para conectar con el público, aunque éste se muestre estático y hasta algo alejado de la parte delantera del escenario, como mirándoselo desde una distancia de seguridad.

Si antes hablábamos de desarrollos, por supuesto hay momentos para las mini jams donde se doblan las guitarras o se aplican líneas de bajo cargadas de estilo. Todo ese conjunto desemboca en un bis, donde se evidencia que un tema como “Dizzy Jonsson & The Rovers” es su hit y podría corearse en cualquier estadio. Con todo lo dicho anteriormente, nos encontramos con un show muy disfrutable, en el que hubiera sido interesante más implicación por todas las partes, es decir, más mordiente por la banda y más interacción de su público.

Texto: Oscar Fernandez Sanchez

PD: Damos la gracias a Rocksound Acaraperro Producciones por habernos acreditado para este concierto. Mil gracias Antonio y Manel.