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Me voy a repetir más que el ajo, pero a tenir que venir una pandemia, para que a nivel personal empiece a fijarme en la escena nacional. Año haciendo caso omiso a mucha de nuestra escena, salvo contadas excepciones, y a la que me sumerjo, no paran de caerme sorpresas en las manos. Algún me pondré a escribir sobre este fenómeno...No sé si las promotoras nacionales se han puesto las pilas y nos llega más material de aquí, si el cierre de fronteras ha avivado el interés generalizado por las bandas locales, puesto que en directo pocas más se pueden ver, o si ha habido con la pandemia algún otro virus que ha inyectado testosterona y musas a nuestros músicos, pero el caso es que me siento inmerso como nunca antes. Y sobretodo me refiero al panorama extremo...

Quién diría que el clima casi tropical de una isla como Lanzarote, vería nacer a una banda como Infernal Hate (que ojo, llevan desde el 2000 en activo). Con un largo parón en su actividad tras la edición de su tercer disco, Seven decidió buscar algunos miembros nuevos para volver a la actividad con su Brutal Death intacto, pero con nuevos y incendiarios ingredientes. Con su cuarto disco, el que nos ocupa, recién editado, vamos a darle un repaso de cabo a rabo, porque no tiene desperdicio si eres fan del género.

"The order of the black kestrel" arranca como un ciclón a ritmo de "Aprositus". El sonido que han conseguido es totalmente elogiable, nítido pero impactante a la vez, con cada instrumento aportando su parte en forma diferenciada. Velocidad endiablada y precisión en esta pista de velocidad meteórica, en la que pocas veces he escuchado un bombo a la velocidad que le pone Mostro. Alucinante. "Black crows over the horizon" empieza de forma amenazadora, con unos riffs marciales que te ponen en tensión, antes del estallido que sabes que va a llegar. Una furibunda interpretación en la que la rabia que escupe Mostro (¿se puede cantar y tocar así la batería a la vez?) hace saltar chispas con las guitarras de Seven y el bajo de Deathkult. Un tema malévolo con un final acústico que pone el contrapunto a la violencia. La maldad se sigue palpando en la siguiente "Ex Nihilo", con una intro muy faraónica, y un ritmo que pondrá a prueba tus cervicales con su ritmo más pausado pero bien marcado. Tras afilar los cuchillos en el inicio de "Lies against humanity", la cosa se pone brutal y compleja, desplegando todo su arsenal de ritmos enrevesados a todo trapo, en una feroz pista de apenas 2 minutos y medio, más que suficiente para desatar el caos total.

Muy dados a ambientar el inicio de sus temas, "Vulcanoapocalypsis" sigue esa misma tónica. Los altavoces siguen atronando y pidiendo descanso, pero lo cierto es que no apetece una pausa para nada. Juegan aquí con alteraciones del ritmo, con partes totalmente extremas y parones bien estudiados. "Hidden knife" parece de primeras un tema más simple, más crudo y directo. Brutal Death sin florituras y a degüello, y con un sonido más desnudo. El mismo sonido podemos encontrar en "I am sovereign", en la que si podemos notar nuevos registros más estridentes en la voz de Mostro, y algunos pasajes más ambientales. Da la sensación que aflojan el pistón, tratando de ofrecer otra vertiente de su música. El cierre con "Empirical knowledge" vuelve a las andadas, y es otra vertiginosa demostración de cualidades y habilidades (os reto a nombrar otro tema donde el bombo vaya a esta velocidad). A destacar como novedad los coros que acompañan a la voz principal en algunos momentos puntuales.

Una buena cantidad de riffs jugosos, guturales terroríficos y baterías de otro planeta que deberían hacer las delícias de aquellos acérrimos a este tipo de música. Sin pasar por alto que tienen sus influencias, es digno de mención el hecho de que no recuerden a ninguna banda en concreto. Listos para colarse en cualquier gira que les abra puertas, y en la que podran mirar a los ojos a cualquier banda que pise su mismo escenario.