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La verdad es que poca suerte les hace falta a los británicos The Treatment, si siguen sacando discos como éste. Ya llevan una buena retahíla de hitazos a sus espaldas, y aunque bien es cierto que algunos lanzamientos han sido más sólidos que otros, han mantenido cierto nivel que les permite afrontar cada nuevo disco con una seguridad. Ya queda lejos aquel "This might hurt" con el que nos sorprendieron a todos, y vuelven ahora con su quinto disco, que nos ocupa. Todo suena de lujo, y hay que remarcar la mezcla por parte del maestro Kevin Shirley (Iron Maiden), no al alcance de todo el mundo, otra señal de estar haciendo bien su trabajo, además de permitirles girar con bandas como Kiss, Mötley Crüe, Steel Panther, Thin Lizzy y Alice Cooper. En esta ocasión repite en las voces Andy Rampton, y dan la bienvenida a Andy Milburn como bajista.

La locura empieza con "Rat Race", un tema rockero muy AC/DC, y unos coros que recuerdan a Def Leppard. Gran cañonazo para abrir el álbum y ponerte en alerta para el resto del disco. La fiesta no decae con la guitarrera "Take it or leave it", directo, claro y conciso, podría llegar a ser un himno. "Lightning in a bottle" arranca con un riff escuela Aerosmith, un tema arrogante y vacilón. Carretera y manta con "Vampress", perfecta para conducir tu descapotable por el desierto a toda pastilla rumbo a ninguna parte. La tónica del disco adopta un sonido muy marcado y sus influencias son claras, pero juega a su favor saber utilizar cada recurso en el momento adecuado, y dotan al disco de una gran variedad, produciendo una agradable sensación durante toda su reproducción. ¿A que viene esto? Pues a la clara influencia de cierta banda australiana en el siguiente "Eyes on you". La voz de Rampton ha mostrado su derecho propio a darle otra vida a todos estos temas, porque su tono queda perfectamente empastado con la actitud rockera que transmiten sus melodías vocales, si no, ¿que me decíis de "No way home"? Buen trabajo a las guitarras de los hermanos Tao y Tagore Grey. Si todavía no tenéis suficientes temazos, "Devil in the detail" llega para engrosar esa lista. Tiene un puente-estribillo bastante más melódico de lo habitual, pero es todo un cañonazo, más en la onda Crashdiet o Crazy Lixx.

El rock no cesa, aunque si bajan las revoluciones, en "Tough Kid", donde gran parte del peso lo lleva el bajo el recién llegado Millburn, hasta que la potencia se adueña del estribillo. Y como lo que me gusta de estas bandas, es que cuando aflojan es para coger impulso, puñetazo con "Hold fire". Contrariamente al título, aquí no hay alto al fuego, si no fuego a discreción. Gran tema. Otra muestra de la versatilidad de The Treatment llega con "Barman", una mezcla de boogie-blues-rock, bastante diferente a lo que hemos podido escuchar hasta ahora, pero igualmente efectiva, con su piano cabaratero de fondo y todo. Nos acercamos al final y hay que refrescar la buena sensación que llevamos acumulando hasta ahora, y "Let's make money" cumple ese cometido, con un final apoteósico. Y se despiden con "Wrong way", más accesible y melódica, pero sigue siendo un buen tema.

Estupendo trabajo de The Treatment, con el que deberían saltarse el play-off de ascenso, y a parte de ganar el título de su categoría, subir directamente de división, porque estos chicos no paran de crecer. Les tengo cierto cariño, desde el bolazo que les vimos en Barcelona hace unos años, pero se ganan sus elogios a base de trabajo y calidad. Este nuevo trabajo es escucha obligada, y haceros un favor cuando pasen por vuestra ciudad, porque la sala que pisen será un auténtico hervidero rockero. Son capaces de satisfacer a los más exigentes.